¡ADELANTE!
No perdamos la esperanza…
José Valencia Sánchez
Le pregunté en 1992 al entonces candidato Patricio Chirinos cuál era el principal problema al que se enfrentaría como gobernador del estado y respondió de inmediato: “El desempleo”.
Hoy, como hace 22 años, continúa la escasez de empleos y se agrega el tema de la inseguridad. No son los únicos, pero sí dos formidables retos de Javier Duarte… y de su sucesor.
No importa si el próximo periodo es de dos, cinco o seis años. Tampoco si es un gobernador del PRI, del PAN o de otros partidos políticos. O si es hombre o mujer.
La problemática ahí está y con el tiempo crece.
Hoy tenemos más desempleados que en tiempos de Chirinos y mayor inseguridad que durante el sexenio de Agustín Acosta Lagunes, por ejemplo.
Y todo esto aumentará cuando asuma el poder el siguiente gobernador… y con menos presupuesto, salvo que con las reformas energética y hacendaria, Veracruz reciba más dinero.
En la época del boom petrolero, José López Portillo declaró que México se debía preparar para administrar la abundancia. Ya vimos cómo nos fue.
Acá en Veracruz, Javier Duarte ha reconocido que le tocó bailar con la más fea.
¿Y cómo no? Tiene que administrar la deuda estatal más grande de todos los tiempos y enfrentar la ola de violencia más terrible que recuerden los veracruzanos.
En miles de ciudadanos hay miedo y desesperación. En otros, pobreza y hambre.
Imaginemos cómo se siente un jefe de familia sin un peso en la bolsa para mantener a sus hijos, sin esperanza de encontrar trabajo, con el temor de que lo asalten y le roben lo poco que posee, incluso que le arrebaten la vida a él o a algún ser querido.
Nunca como ahora la situación de los mexicanos ha sido tan crítica. Confiemos en el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Javier Duarte de Ochoa… y en el sucesor.