
EL UNIVERSAL
MIAMI
El tema de los menores trans es objeto de intenso debate en Estados Unidos. Según cálculos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés), en toda la Unión Americana existen alrededor de 150 mil menores de edad con identidad de género trans, de los cuales una tercera parte están ya en alguna etapa de tratamientos médicos y sicológicos.
Algunas otras encuestas recientes, apoyadas por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), consideran que en promedio suman 300 mil los menores trans en Estados Unidos, es decir, casi 1% de la población. Y de acuerdo con la Asociación Médica Americana, el total de transgéneros en la Unión Americana es de alrededor de 1.5 millones.
Sin embargo, gobiernos estatales republicanos en la Unión Americana han puesto en vigor leyes que prohíben total o parcialmente la práctica médica y sicológica para que los menores que quieran llevar a cabo su transformación o reafirmación de género no puedan hacerlo, o al menos no íntegramente.
Veinte estados de la Unión Americana la tienen muy restringida y de esos, al menos 13 bloqueada: Florida, Texas, West Virginia, Utah, Mississippi, Iowa, Arizona, Alabama, Dakota del Sur, Tennessee, Kentucky, Georgia y Arkansas. La ley de Florida es una de las más recientes, pero de las más agresivas también.
No sólo prohíbe la reafirmación médica de género, sino que criminaliza a los médicos que se atrevan a llevar a cabo el proceso. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, quiere ser el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos en 2024.
La organización más grande en Estados Unidos defensora de los derechos LGBTI+, Human Rights Campaign (HRC), constató que entre 2022 y 2023 se han presentado en congresos locales más de 520 proyectos de ley estatales que van contra esta comunidad. De estos, 70 se convirtieron en ley. "Es evidente que el Partido Republicano ha tomado como bandera política su actitud antigay y peor, antitrans", comenta a EL UNIVERSAL Hernán Molina, politólogo. Menores trans expresan su miedo ante estas leyes. "Nos vamos a quedar a la mitad, no voy a poder continuar con mi tratamiento; realmente estoy asustado. Quiero seguir adelante con quien quiero ser", declara uno de ellos.
"Lo que deben recibir todos los jóvenes trans es lo mismo que buscan los menores heterosexuales: amor, atención y respeto", dijo recientemente Robert Marx, especialista en Desarrollo Infantil y Adolescente, de la universidad de San José, California. "Necesitan sentirse incluidos y ser parte importante de una familia".
El procedimiento
Mientras que en algunos estados, para poder llevar a cabo la transición un menor de edad requiere de la autorización de sus padres, o al menos de uno de ellos, hay otros, como en Vermont, donde basta que el menor lo solicite. Por lo general, el procedimiento inicia con un sicólogo que deberá certificar que la persona necesita llevar a cabo el proceso de reafirmación de género. Posteriormente el paciente iniciará la recepción de terapias hormonales guiadas a través de un endocrinólogo, durante por lo menos nueve meses.
El procedimiento de hombre a mujer se denomina vaginoplastia y el de mujer a hombre, faloplastia. De inicio a fin, el proceso de reafirmación de género puede tomar de uno a dos años.
El caso Jazz Jennings
Una de las historias de menores trans más conocidas es la de Jazz Jennings, una chica que hoy tiene 22 años y sigue siendo una de las caras más connotadas en defensa de la reafirmación de género en menores. "Cuando yo tenía cinco años los médicos me diagnosticaron lo que se llama disforia de género, lo que quiere decir una diferencia profunda entre el género biológico y el mental", declaraba Jazz a los 14 años, y quien desde los seis ya había pasado por toda la preparación sicológica y médica para verse como mujer.
A los 13 años escribió y presentó su primer libro titulado Mezclilla, donde expone lo que significa para ella ser trans y qué implica una vida así. Su libro puso en el debate estadounidense y mundial el tema de a qué edad debe atenderse la identidad de género de un menor. En 2014 la revista Time la mencionó dentro del grupo de los adolescentes más influyentes de ese año.
Los costos
Cada ciudad estadounidense y, en particular cada institución médica, maneja sus propias tarifas, las cuales, debido al procedimiento, son poco accesibles al público.
Tratándose de un estado sin restricciones para la reafirmación de género, y de acuerdo con el Philadelphia Center for Transgender Surgery, los costos promedio para una vaginoplastia son de unos 150 mil dólares (alrededor de 2 millones 500 mil pesos mexicanos). Para una faloplastia, es de aproximadamente 125 mil dólares (unos 2 millones 200 mil pesos).
Estos precios pueden ser parcial o totalmente cubiertos a través del seguro médico con el que se cuente. Pero además hay que considerar los cuidados posoperatorios, que pueden ascender a unos 100 mil dólares (unos 1.7 millones de pesos), que saldrían de la bolsa del interesado o interesada.
Las personas transexuales son de los sectores más golpeados y discriminados de la sociedad. Han tenido que dar la batalla incluso por baños "sin género".
El debate sobre las personas trans alcanza los eventos deportivos, donde se les ha prohibido a las chicas trans, en casi todos los estados de la Unión Americana gobernados por republicanos, participar en justas deportivas y competencias, al considerar que haber nacido como hombres les da una composición en el sistema óseo y muscular que significa una ventaja.