25 de Mayo de 2025
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Clases en línea, reto para alumnos con trastornos o discapacidad

 

 

 

 

 

 

 

JUAN DAVID CASTILLA ARCOS

XALAPA

Daniel tiene nueve años, padece el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y su desarrollo académico ha sido casi nulo durante las clases en línea.

El niño fue diagnosticado con TDAH hace tres años. Desde entonces, la dinámica familiar cambió radicalmente.

Perla, su madre, platica sobre los retos para el aprendizaje en casa y la falta de resultados en dicho proceso.

El menor presenta dificultades para centrar su atención en cuestiones que no son de su interés, por ejemplo, las clases en línea.

“Nos ha constado mucho que preste la atención debida. Lo que hacemos, o lo que estuvimos haciendo, fue que las clases las veía yo y yo le explicaba lo que había entendido, pero no nos ha funcionado esa estrategia”, cuenta.

Daniel no puede quedarse quieto. Su hiperactividad impide que permanezca sentado, para atender sus clases frente al televisor, un monitor o cualquier otro dispositivo.

“La verdad es que el aprendizaje ha sido muy bajo. Es difícil la situación para nosotros y ahorita que van a iniciar otra vez las clases así (en línea), no es el aprendizaje que yo quisiera para mi hijo”.

1.5 MILLONES DE NIÑOS CON TDAH

La hiperactividad es un trastorno de la conducta, caracterizado por una actividad constante, comportamientos cambiantes y dificultad de atención, que se observa en personas con cuadros de ansiedad y niños.

De acuerdo con estudios elaborados por la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el TDAH se ha incrementado en el país de manera considerable durante los últimos años.

En la década de los 50, uno de cada 10 mil niños presentaba este síndrome y, actualmente, lo padece el 12 por ciento del total de la población.

Se calcula que del 75 al 80 por ciento de los factores causales de este trastorno podrían ser genéticos. El otro 20 por ciento, se debe a factores ambientales, cerebrales y sociales, como el estrés.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que a nivel mundial existe una prevalencia del TDAH del cinco por ciento.

Se cree que en México este trastorno afecta a millón y medio de niñas y niños menores de 14 años, por lo que se considera un problema de salud pública.

Especialistas consideran que el 70 por ciento de las personas que sufren TDAH y reciben cuidados adecuados y oportunos pueden interactuar de manera normal, con pocas posibilidades de crear conflictos.

Sin embargo, el problema tendería a agravarse por el confinamiento derivado de la pandemia del SARS-COV-2 (COVID-19).

DISCAPACIDAD MENTAL

No sólo los menores con TDAH han tenido problemas con las clases en línea, también niñas y niños con autismo, retraso mental o cualquier otra discapacidad.

Tal es el caso de Joaquín, un pequeño, de cinco años, quien fue diagnosticado con una variante del síndrome Dandy-Walker, cuya enfermedad le ha ocasionado un retraso motriz, en su lenguaje y mental.

Los neuropsicólogos calculan que su edad mental es de tres años, aunque su edad cronológica sea de cinco.

Sus padres lo llevaban a una escuela privada desde el maternal, pero, por la contingencia sanitaria, tuvieron que darlo de baja, pues no pudo adaptarse a las clases en línea.

“Intentamos las clases en línea una semana y de ahí desistimos, porque Joaquín tiene problemas para concentrarse, tiene problemas de aprendizaje, no aprende a la par de los otros niños pero además no se está quieto, él tiene que estarse moviendo, haciendo cosas, pierde la atención muy fácil”, comenta Rosa, su madre.

Cuando sus clases eran presenciales su aprendizaje era más lento que el de sus compañeros, pero su maestra lo apoyaba para culminar sus actividades.

“Pero ahorita con las clases en línea, intentamos una semana, pero era catastrófico”.

El horario escolar de Joaquín era el mismo, de las nueve de la mañana a la una de la tarde, debía estar frente al monitor y seguir las instrucciones de sus docentes.

Sin embargo, sólo se mantenía atento diez minutos, por lo que el proceso resultaba tenso y frustrante para él y sus padres.

CAMBIO DE ESCUELA

Sus papás buscan que el menor ingrese a una escuela pública, para que continúe con sus estudios. “Estamos pensando cómo organizarnos porque sabemos que de cualquier forma el ciclo va a seguir siendo en línea al menos unos meses”.

Sin embargo, Rosa y su esposo tienen que salir a trabajar y alguien tendría que quedarse con Joaquín para seguir sus clases desde casa.

“Hay que buscar la forma de que alguien se quede en casa porque nosotros tenemos que salir a trabajar”.

Planean que el menor repita su segundo año de preescolar en el sistema educativo público, para que refuerce sus conocimientos.

“Creemos que es mucho mejor que refuerce lo poquito que llevaba (de aprendizaje), en lugar de aventarlo a un tercer grado (de preescolar) sin herramientas”.

Hasta el momento, los médicos no consideran recomendable que ingrese a un Centro de Atención Múltiple (CAM), donde se brindar servicios de educación especial.

“Todavía no se nos indica que asista una escuela especial, porque según el neuropsicólogo eso se verá cuando él pase a la primaria, viendo qué tanto avanza en preescolar, porque queremos que repita su segundo año”.

CLASES EN LÍNEA, UN RETO PARA DOCENTES

Docentes de educación especial consideran que las clases en línea son un “gran reto” para todos, desde maestros y terapeutas que no estaban familiarizados con la tecnología hasta los alumnos que no tienen las condiciones para llevar a cabo las actividades a distancia, ya sea por falta de internet o dispositivos.

“Para los docentes sin duda es un gran esfuerzo que tienen que llevar a cabo pero no imposible; porque nuestro deber es y será garantizar la educación en cada uno de nuestros alumnos independientemente de sus características”, externa la maestra Manuela Quirasco Gómez.

A su juicio, la situación se torna más crítica cuando los alumnos tienen necesidades específicas, cada uno con sus características también han tenido que adaptarse a esta nueva normalidad para tomar sus clases.

“Las actividades a distancia tienen que estar diseñadas y personalizadas a sus alumnos que lo requieren, pensar en el cómo aprenden, qué les interesa; sí es necesario anticiparles cómo será ahora su aprendizaje, materiales que van a necesitar, establecer sistemas de comunicación efectivos, en fin todos los elementos que el docente pone en juego en su práctica diaria”, opina la profesora.

También destaca la importancia del trabajo colaborativo maestro-padres de familia, para que el proceso tenga éxito y el mayor beneficio sea para los alumnos.

“La educación a distancia deberá verse como una oportunidad para aprender de manera diferente siempre y cuando existan las condiciones necesarias y el compromiso tanto del docente como de los padres y en un ideal que nuestras autoridades educativas garanticen el acceso a quienes más los necesitan”, agrega.

EXCLUSIÓN

La estrategia de educación para el ciclo escolar 2020-2021 resulta discriminatoria y excluyente para millones de estudiantes con discapacidad o que experimentan Barreras para el Aprendizaje y la Participación Social (BAPS).

Así lo infiere el doctor Yadiar Julian, quien además opina que en la estrategia de regreso a clases a distancia a través de la televisión o la radio, se aplica la igualdad sustantiva, pero no la equidad inclusiva.

“Esto ocasiona que queden lagunas en la atención a personas ciegas o con debilidad visual que utilizan el sistema Braille y que encontrarán obstáculos para seguir las clases por televisión, ¿cómo se coordinarán las clases con los materiales? o ¿qué pasará con las personas sordas que no tengan televisión y tengan que acceder a las clases por radio?, ¿cómo accederán a la interpretación en Lenguaje de Señas Mexicanas (LSM)? ¿Quién realizará los ajustes razonables? ¿A qué sistema accederán los alumnos que acudían a CAM y recibían una currícula especializada?”, cuestiona el especialista en Pedagogía.

En ese sentido, menciona que aún quedan muchas preguntas por hacer, pero sobre todo muchas acciones por concretar, para que se garantice el aprendizaje en la nueva modalidad educativa por la pandemia del COVID-19.