Mercancías se entregan en bolsas de fécula de maíz, de papel y biodegradables.
VERÓNICA HUERTA/AVC
XALAPA
La Ley de Prevención y Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos y de Manejo Especial para el estado de Veracruz sacó a relucir el ingenio mexicano de los dueños de tiendas de abarrotes y verdulerías, a fin de poder vender sus productos, y algunos más han tenido que asumir el costo de comprar bolsas biodegradables.
Esta ley que tiene por objetivo impulsar acciones encaminadas a la reducción del uso de bolsas de plástico y similares, en los supermercados y tiendas locales, así como de popotes en establecimientos mercantiles del estado, es acatada con responsabilidad por empresarios, no así por el comercio informal.
En las inmediaciones de los mercados de la ciudad se puede apreciar a las mujeres que asisten a vender tortillas hechas a mano, así como nopales, chiles, jitomatillos rojos y tamales, que son despachados al cliente en la bolsa de plástico común.
En las carnicerías y queserías continúa el uso de la bolsa de plástico y hasta con hazas, pues todavía no hacen el cambio de las elaboradas con fécula de maíz, porque al tratarse de alimentos húmedos, ésta se puede romper. Mientras que los comerciantes establecidos, los mismos que pagan renta, impuestos y permisos al ayuntamiento local, han acatado la norma, y ellos han asumido el costo de comprar bolsas hechas con fécula de maíz para evitar el plástico.
Don Armando, uno de los abarroteros con más años de experiencia en el negocio, optó por cortar los cartones o también llamados conos, para despachar los huevos, en cantidades de 4, de 10, y así no dar las bolsas de plástico.
Recordó que en los años 70 y 80, el plástico no se usaba tanto, y para despachar los jitomates, chiles, frijol, arroz, utilizaban el papel, y ahora han regresado a esa práctica.
Por su parte, otro de los abarroteros, informó que compró bolsas de fécula de maíz para comercializar el jabón, el arroz, el frijol, el azúcar, y en el caso de los chiles secos, los vende en papel.
“El rollo de bolsa de fécula me sale más cara, pero que le vamos a hacer, hay que acatar la ley o si no, nos multan. Yo no le he aumentado en nada al abarrote, yo asumí el costo, pero si el cliente me dice oye dame otra bolsa, una de haza, esas ya no las vendo para nada, si quieren que me compren un morralito de 10 pesos que son hechos de lona de azúcar” explicó.
En el caso de los chiles secos, los envuelve en periódicos, y los cuartos o medios kilogramos de azúcar, se despachan en bolsas de papel. Por su parte, los comerciantes de productos desechables y bolsas de plástico explicaron que mudaron de los platos y vasos de unicel, a los elaborados por fécula de maíz que son biodegradables. “La gente sí los compra, llegan pidiendo productos biodegradables, aunque les sale más caro, entre seis y siete pesos más caro que el de unicel, pero la misma gente es consciente y quiere cuidar el medio ambiente” explicó una de las mujeres comerciantes.
Refirió que un paquete de 20 platos hechos de unicel tiene un costo de 20 pesos, y los de fécula de maíz cuestan 26 pesos, y aunque sale más caro, los consumidores aceptan con responsabilidad que los primeros productos tienen un costo alto para los ríos y mares, porque tardan decenas de años en degradarse.
“Todo ya lo compran de biodegradable, hasta el vaso, la cuchara, la gente está muy bien, vienen positivos, la misma gente nos pregunta: ¿Tiene bolsa, platos de los ecológicos? Les decimos: Sí. Y ellos nos piden de las que no contaminan, la gente ha hecho mucha conciencia, yo pensé que no lo iban a pedir porque es más caro, pero sí la compran” finalizó la comerciante.
Esta ley también ha sido acatada con gusto por los compradores, pues algunos llegan a las tiendas con sus bolsas de tela, otros más con morrales, y hasta mochilas para ahí embolsar los abarrotes y no usar el plástico.
Las señoras que acuden a comprar a los mercados llevan sus morrales, y si antes pedían la bolsa con asas, dejaron de solicitarla, porque saben que ya no se la darán, pero además el mismo dueño de la tienda le señala que la ley lo prohíbe.