
Afecta a cualquier persona sin importar su condición social.
Yhadira Paredes
Xalapa
El vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes, aseveró que la tragedia de los desaparecidos es una realidad que atañe a todos, pues habla de la delicada situación de violencia que vive el país y Veracruz.
En el comunicado de este domingo, el sacerdote considera que este tema revela el desprecio por la vida y que la violencia ha alcanzado a todos. Por ello, consideró que más allá de acostumbrarse a ella, todos deben hacer un frente para promover la cultura de la vida.
“La cultura de la muerte nos lastima a todos, nos roba la paz, nos divide y siembra el odio, aumenta la violencia y nos deshumaniza. La cultura de la muerte nos roba el futuro, porque nos deshumaniza y ha llevado al desprecio por la vida. La cultura de la vida, en cambio, nos permite existir, vivir en paz y en armonía unos con otros. La cultura de la vida nos conduce al respeto de los derechos humanos”.
Recordó que el pasado viernes en el auditorio Sebastián Lerdo de Tejada del Congreso local se llevó a cabo el conservatorio ciudadano sobre “Los Desaparecidos en Veracruz”, un problema que afecta a todos y cuya causa radica principalmente en el ambiente de inseguridad y violencia sin control que se vive en Veracruz.
Ahí, dijo, expresaron como Iglesia católica su solidaridad con aquellos que tienen algún desaparecido y aseguró que se sabe del profundo dolor que viven día y noche, pues quien vive esta tragedia experimenta una pena que no tiene final.
“Los desaparecidos nos duelen a todos. Tan solo en Veracruz se habla de más de 20 mil personas desaparecidas. Ciertamente las cifras “oficiales” son superadas por la realidad, pues la mayoría de las personas no presentan denuncias. Reconocemos la labor que han hecho los colectivos que de forma extraordinaria y admirable han emprendido por cuenta propia la búsqueda de sus familiares”.
Asimismo, Suazo Reyes afirma que esta tragedia humana afecta a cualquier persona sin importar su condición social, además, reconoció que no existen palabras que satisfagan el dolor de una madre que no sabe dónde está su hijo o su hija, o el dolor y la preocupación del hijo que espera o busca sin descanso a su padre, o la hija que no sabe si volverá a ver a su padre o a su madre.
“Para apoyar a los familiares de los desaparecidos, la Iglesia católica seguirá siendo un espacio de acogida, de acompañamiento y de reconciliación para que el dolor de tantas familias se vea reconfortado con la luz de Cristo que venció la muerte y vive eternamente”, finalizó.