22 de Diciembre de 2025
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Pecado deteriora el tejido social: Suazo Reyes

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Juan David Castilla. Xalapa, Ver. El pecado ha provocado maldad y perversidad expresada en las ambiciones personales de poder, lamentó el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes.

En su comunicado dominical número 181, el Sacerdote mencionó que en México predomina la corrupción, impunidad y todo tipo de injusticias.

“Observamos como el tejido social se ha ido deteriorando a causa de el pecado. El egoísmo humano se ha adueñado de muchos corazones. Esa es la razón de tanta maldad y perversidad expresada en las ambiciones personales de poder, la corrupción reinante, la impunidad y todo tipo de injusticias. El pecado no hace distinciones, nos afecta a todos”.

Además, consideró que la sociedad deberá recuperar sus valores para enderezar el rumbo y evitar más injusticias en la actualidad.

“Por ello necesitamos urgentemente volver a nuestros orígenes y recuperar nuestros valores. En el origen de la humanidad está Dios no debemos olvidarlo. Nos urge volver la mirada hacia él y dejarnos transformar por el Evangelio, que en última instancia es la persona misma de Jesús. Los ídolos de este mundo sólo nos están destruyendo porque exigen que se les sacrifique todo, incluso al ser humano”.

Durante el Domingo Mundial de las Misiones, el Director de la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa destacó la importancia de renovar el compromiso misionero adquirido al momento del bautismo.

“La misión de predicar se origina en último término en Dios mismo. En efecto, en otra parte del evangelio, Jesús dice también: como el Padre me envió, así también los envío yo (Jn 20, 21). Ha sido el amor de Dios lo que lo ha movido a darse a conocer al hombre. Este amor de Dios se ha manifestado en nuestro Señor Jesucristo desde el momento mismo de su encarnación, especialmente a través de su muerte y resurrección”, se lee.

La Iglesia es misionera por naturaleza, es decir, es una comunidad fundada por Jesús que existe para los demás.

“No puede dejar de predicar la Buena Nueva a los demás. Como bautizados ciertamente tenemos una identidad (somos discípulos), pero también una responsabilidad (somos misioneros) ante el mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas expresiones de violencia y de maldad que nos afectan a todos”, apuntó.