CIUDAD DE MÉXICO
En la alfombra de una sala de espera del aeropuerto de Ciudad de Panamá, una familia cubana lleva casi un mes en el limbo, al borde de ser enviados contra su voluntad a la isla de donde migraron hace dos años, tras un complicado paseo a México.
En la sala 147 del aeropuerto de Tocumen, los esposos Ilyu y Sergio y sus dos hijos extendieron unas mantas en el suelo para comer los alimentos que una aerolínea les facilita.
Observados de cerca por oficiales de migración, los García González se convirtieron en parte del paisaje en esta terminal centroamericana que, en medio de la pandemia de covid-19, muestra un importante flujo de usuarios.
Sin nada de intimidad, están rodeados por sus maletas. Tienen regular acceso a los baños. Migración Panamá les garantiza un buen trato, informan en sus redes.
Ilyu González, de 35 años, emigró de Cuba hace dos años con su familia y se instaló en Surinam. El 11 de junio viajaron desde allí a Cancún, en un viaje pagado por familiares que tienen en Estados Unidos.
Viajamos a México para estar un fin de semana con nuestra familia. Era nuestro 16 aniversario de bodas y fue el regalo que ellos (los familiares) nos hicieron, pero México nos inadmite por ser posibles migrantes”, detalló.
Rechazados, debían volver a Surinam, su país de salida. Hicieron tránsito en Panamá el día 12 de junio. Con las restricciones por covid y con la suspensión temporal de vuelos desde Panamá a Surinam, debieron esperar seis días y volver vía Guyana. Pero allí también los rechazaron, sin mayores explicaciones.
De regreso en el aeropuerto de Panamá, el personal de la aerolínea que los transportaba le dijo a Ilyu: “Ya tenemos tu solución: Te vas para Cuba”.
HOSTIGAMIENTO
La familia dejó Cuba en 2019 tras sufrir hostigamiento por ser Testigos de Jehová, afirmaron. Desde épocas escolares, debido a cuestiones de fe, eran acosados por negarse a cantar el himno.
En mayo, el Departamento de Estado de Estados Unidos citó un informe de la organización de defensa de la libertad religiosa Christian Solidarity Worldwide, que dice que Cuba “violó la libertad de religión o creencias de manera rutinaria y sistemática”.
Ilyu contó que su hija también estaba sufriendo lo que ella en la escuela. Por eso se fueron a Surinam, un país donde los cubanos pueden obtener residencia sin dificultades. Ella abrió un pequeño salón de belleza y su esposo, tornero, consiguió empleo.
No tengo nada en Cuba. Además de que fuimos perseguidos religiosos y allá no podemos volver. Tenemos residencia en Surinam”, dijo Ilyu.
Generalmente, a los cubanos se les exigen mayores requisitos que a otros ciudadanos para hacer turismo. En el caso de México, sin un permiso especial, pueden hacerlo con una visa estadunidense o Schengen de la Unión Europea, pero hubo problemas con ellas. “Los cubanos estaban en tránsito por Panamá. Al ser inadmitidos en México por portar visas falsas de la Unión Europea e Italia, de allí son devueltos por Guyana a nuestro país”, informó Migración Panamá el 26 de junio.
Ilyu dice que México jamás le cuestionó la visa, que ese argumento sólo lo escuchó en Panamá. Sin embargo, no descarta haber sido engañada en Surinam durante el trámite.
Para evitar su envío a Cuba, pidieron refugio en Panamá. La Oficina Nacional Para la Atención de Refugiados se los negó.
Al enterarse de su caso, el abogado Gustavo Peralta, de la ONG Centro de Asistencia Legal Popular, le extendió su ayuda para apelar. Pero necesitaba un poder para representarla, documento que Ilyu no podía firmar porque no puede salir de la zona de tránsito del aeropuerto.
Esther, hermana de Ilyu, debió viajar desde EU —donde reside— hasta Panamá y llevar los poderes para que Ilyu los firme en el baño del área de tránsito. Luego Esther se los dio al abogado. El asunto está ahora en tribunales.
Sergio García, esposo de Ilyu, lo tiene claro: “Si nos permiten regresar a Surinam, regresaremos a Surinam, pero para Cuba no queremos volver. Ese es nuestro objetivo: para Cuba, no”.
