Y es que una parte de la estructura de concreto que divide al bulevar del mar pende de un hilo. El fuerte oleaje que se siente en dicha superficie durante los vendavales de temporada ha debilitado, poco a poco, la pared.
No sólo se aprecia el socavón del suelo, sino también el muro a punto de caer, tal y como llegó a suceder a finales del año pasado en la zona aledaña a la estatua Juan Pablo II, sobre el mismo bulevar costero.
En aquel momento se trató de los efectos del frente frío número 14 que derribó una sección de más de 60 metros en playa La Bamba.
Asimismo, el debilitamiento del terreno y amurallado en playa Punta Azul es ocasionado por el impacto de las olas que se intensifican con la llegada de fuertes vientos impulsados por los recientes frentes fríos.
La zona del hundimiento permanece cercada con cinta de precaución para evitar accidentes, pues a diario decenas de personas acuden a caminar, trotar o correr.
No obstante, las autoridades no han tomado cartas en el asunto respecto a la muralla de concreto que se inclina, cada vez más, hacia el mar.
Recientemente, Alfonso García Cardona, director de Protección Civil en Boca del Río, reconoció que el bulevar Manuel Ávila Camacho es vulnerable, tal y como sucede en otras ciudades que colindan con el litoral.
En aquel momento aseguró que el hundimiento será reparado por la Dirección de Obras Públicas; sin embargo, hasta el momento eso no ha sido posible.