25 de Octubre de 2024
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Un misterio tras suicidios de San Juan Evangelista

San Juan Evangelista, Ver.- (AVC/Exclusiva) “Los papás creen más en lo que dice la gente y no en lo que sus hijos les dicen”, cuentan pobladores de San Juan Evangelista, mientras en unas mesas blancas, percudidas y ocultadas con manteles de flores, se crean comentarios sobre la muerte de tres menores de edad en el último mes.
En el mercado de San Juan, donde se reúne la mayoría de la población para discutir, opinar o crear criterios sobre lo que se dice del pueblo, se habló la mañana del jueves sobre cómo fueron velados y despedidos un joven de 20 años; Hugo Orlando, de15 años, y Luz del Carmen, de11 años, menores que optaron por pender su vida de una soga al cuello al interior de sus viviendas.
El solo hecho de mencionar la palabra “suicidio”, causa interés entre los pobladores para emitir un comentario, su opinión, su versión de los hechos que solo es formulado por “dicen” o “me dijeron”.
Por las calles de San Juan sólo se admiran niñas en bicicleta, mototaxis que cobran cinco pesos dentro del pueblo -pasando la carretera excede los 10 pesos-, señoras repartiendo tortillas o manejando. En menos de media hora, ningún hombre solo o con sombrero de paja que lo cubra del ardiente sol mañanero.
La Escuela Secundaria Técnica número 89 se ubica entre lotes repletos de un color verde, tan intenso como el naciente tras unas fuertes lluvias que azotaron la semana pasada, fecha donde aún ningún habitante platicaba sobre muerte de niños.
Benita Cortés Jiménez, directora de la Secundaria Técnica donde Hugo Orlando Mortera Alemán cursó el tercer año, desespera por dar su versión, pues entre los pobladores ha surgido un señalamiento de esconder entre los terrenos del plantel el juego maldito, el supuesto generador de tres muertes, mismas de la que, “dicen”, faltan 17 más, La Ouija.
“Ayer, de hecho, vinieron unos padres de familia para ver dónde escondían el juego ese, la tabla, le dicen, un estudiante dijo que allá atrás la escondieron, tomé al estudiante y me lo llevé con los padres de familia, no fue cierto, la dichosa tabla no estaba, no existe, sólo son comentarios para darnos desprestigio, como somos dos escuelas secundarias aquí, es la envidia; nosotros hemos trabajado y no tenemos por qué permitir eso, hasta les revisamos a los jóvenes las mochilas para que no traigan celulares”, expresa la directora Benita, en un salón con clima, mismo que pasó a ser para una junta de maestros, al menos otras tres, quienes aprovecharon incluir opinión al respecto.
Las aulas a juego con la vegetación de arbustos, demuestran una comunidad estudiantil presionada para escuchar charlas de autoestima en un salón audiovisual, sin clima, a puerta cerrada, según la directora, para que los jóvenes pongan atención y atiendan las recomendaciones de la psicóloga escolar.
Los 360 alumnos repartidos en bancas, bajo sombra de árboles, degustando un volován, en el aula audiovisual o clases de física o química, provienen de comunidades como Las Palmas, Zacatal, Plan de la Gloria, entre otras cinco ubicadas al menos a una hora en autobús.

Tercera muerte

Luz del Carmen Morrugales fue vista por última vez a las 6:00 de la tarde, en la banqueta de la Escuela Primaria “Alfonso Arrollo Flores” -a escasos metros de la entrada principal, donde el pueblo se divide en “Y”- cuenta la directora Ana Guadalupe Trole Gutiérrez.
El semblante de la directora no encaja entre las risas de algunos niños que retosan a la hora del recreo, a ella le preocupa que se repita la historia, pues al día siguiente de la muerte de Luz, sus compañeritos no cesaban de llorar, preocuparse y cuestionar ¿por qué?, ¿por qué lo hizo?
“Tuvimos que esperar para que se calmaran, dejamos que lloraran todo lo que pudieron, unas niñas me contaron que un día antes, ella (Luz del Carmen) les dijo que se iba a matar, pero como le respondieron que la iban a acusar conmigo o con sus papás, ella les respondió que no era cierto, que era juego, que no le hicieran caso”, recuerda Ana Trole, quien no deja de titubear al retroceder el tiempo en su memoria.
La imagen de la niña en estado inerte sigue vigente, los periódicos locales la continúan exhibiendo en su cama, a la par de otra fotografía donde sus padres salen envueltos en llanto por el hecho.
El turno vespertino sufrió más consternación que el matutino, los 205 niños de primero a sexto grado murmuran entre pasillos despintados, baños que circulan su agua a cubetazos, ventiladores carcomidos por el uso y un infernal calor en su patio, sin colores, sin juegos, sin columpios, sin resbaladilla, sólo una plancha de concreto que combina con el óxido fierro donde instalan la bandera todos los lunes de honores.

Coincidencias

Tanto Hugo Orlando Mortera como Luz del Carmen Morrugales coincidieron en algunas líneas de sus cartas póstumas, ambos pidieron ser despedidos con honores en su escuela, frente a sus compañeros, portar el uniforme del diario y entonar una melodía por un conocido profesor de música: “Te extrañaré”.
A decir de la psicóloga del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de San Juan Evangelista, Ana Yurizan Romero Isidor, las atenciones a menores de edad en el último mes ascendieron de seis a 12 ó 14 diarias.
“Hemos atendido a más niños, vemos que predomina la inseguridad personal, esto se comprueba mediante la aplicación de un examen que se llama HTP. Se refuerza porque los papás creen más en lo que dice la gente y no en lo que dicen sus hijos; a los menores los vemos con baja autoestima”, infiere Yurizan Romero.
Las líneas textuales de las cartas póstumas nadie las sabe, todo es por “dicen” o “me dijeron”, nadie, ni las autoridades del municipio ,se han acercado a hablar con los familiares, argumentan que están dejando pasar el duelo para ofrecerles ayuda.

“Cuando hay chisme, no hay nada, y cuando no hay nada, hay chisme”

Las calles vacías en animales domésticos como perros y gatos, muestran cómo un par de niñas puede vagar sin la supervisión de un adulto sobre bicicletas color rosa. A lo lejos, motocicletas adecuadas con dos llantas traseras y un pequeño remolque, transportan bolsas de mercado, pero más, niños de entre ocho y 16 años, esos mismos que salen de la escuela primaria “Alfonso Arrollo Flores” y la Técnica 89.
Sin avanzar más de 100 metros, el panteón municipal recibió dos cuerpos juveniles, dos cuerpos que fueron visitados la tarde del jueves por tres menores que cursan el primer año de secundaria.
Los tres chicos que con el sólo hecho de observar personas en el panteón salieron despavoridos por la barda semiderribada de block viejo; Erick es uno de ellos, teme hablar con extraños mientras se resguarda tras una reja negra que lo divide de una simple pregunta, “¿era tu amigo?”.
Erick responde que no, que sólo iban en la misma escuela, que por ser una ciudad con menos de ocho mil habitantes, todos se conocen y el pasar por el panteón se debe a ser un atajo para llegar a casa, con sus padres que espera lo apoyen para ser un veterinario, pues ama los caballos que tiene su tío en un terreno baldío.
“No me llevé con ellos, pero sí los conocía, todos nos conocemos, dicen muchas cosas pero yo no sé ni qué es la muerte, no sé de qué hablan, sólo voy a la escuela con ellos. Ya ahorita debo ir a mi casa, no me dejan hablar con extraños, si me tardo me regañan, pero ya, no me castigan o me pegan”, dijo.
-¿Qué te gusta?
-Me gustan mucho los caballos que tiene mi tío, me gustaría estudiar para curarlos y tener dinero para ayudar a mis papás, quisiera estudiar pero para eso hay que irse de aquí, si ellos tienen dinero, me van a ayudar, si no, ya me quedo aquí solo a terminar la secundaria, voy en primero.
Tanto Erick como sus dos acompañantes temen intercambiar palabras con un grupo de reporteros que visitaron el panteón, aquel donde está sepultado Hugo Orlando y Luz del Carmen.
-¿Crees que pase otra vez?
-No sé, hablan de muchas cosas, pero ni sé por qué se murieron ellos (Orlando y Luz), ellos deben saber, pero yo ni sé qué es la muerte, no sé qué significa, solo sé que tengo que ir a la escuela porque me manda mi mamá.


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