
Señala hondureño.
JOSÉ JUAN GARCÍA/AVC
VERACRUZ
Pedro Miguel, su esposa y su hija abandonaron su tierra natal, Honduras, hace escasos dos meses por temor a la inseguridad y al caos que se registra en ese país centroamericano.
Su deseo no lo representa el famoso “Sueño Americano”, sino obtener la visa humanitaria que otorga el gobierno mexicano para poder residir en una ciudad de este país donde pueda emplearse para sostener a su familia y crearse un futuro.
La familia de hondureños ingresó a territorio nacional el 24 de abril, 12 días después de dejar su país de origen.
Sin embargo, Pedro Miguel y su familia fueron asegurados por personal del Instituto Nacional de Migración (INM) y resguardados en la Estación Migratoria de Acayucan, donde permanecieron hasta el 24 de mayo, día en el cual abandonaron esas instalaciones gracias a la intervención del personal de la Comisión de Ayuda a Refugiados (Comar), ya que solicitaron el asilo a las autoridades mexicanas.
El hondureño señaló que la estadía en la Estación Migratoria de Acayucan no representa lo mejor para una persona, pues manifestó que se sufre hacinamiento e incluso maltrato por parte de las autoridades mexicanas.
Pedro Miguel recordó que fue encerrado 36 horas en dos ocasiones junto con otros migrantes por “el relajo” que armaron salvadoreños dentro de la Estación Migratoria de Acayucan.
Aparte, el migrante mencionó que la comida se les sirve fría, lo cual no resulta del todo agradable.
“Hay una barbaridad de gente encerrada en las habitaciones de ahí, en las habitaciones éramos 22, solo hondureños, morenos, unos cuartos pequeños; cuando había relajo como dos veces nos encerraron 36 horas, sin salir al baño, nos daban de comida solo una vez, los salvadoreños hacían relajo y por uno lo pagaban todos”, subrayó.
Por último, el centroamericano y su familia fueron llevados a un albergue de Acayucan tras abandonar la Estación Migratoria, pero prefirieron mejor trasladarse a esta ciudad para tramitar la visa humanitaria ante la Delegación Regional del INM con la finalidad de que su estancia pueda ser permanente y pueda encontrar un empleo que le permita sostener a su esposa e hija.