* Sobre todo en fiestas carnestolendas de este municipio, por lo que Tránsito del Estado se mantendrá vigilante
Miguel Bautista
Martínez de la Torre, Ver.- La logística de apoyo a los recorridos, pero además la vigilancia permanente de los conductores que conducen bajo los influjos del alcohol será una doble tarea que deberá realizar la delegación de Tránsito número 14 con sede en Martínez de la Torre, y es que su directriz refiere que desafortunadamente esta combinación es una de las más peligrosas al volante.
Emilio Prince Santamaría, cuestionado sobre la operatividad para brindar resguardo tanto a los visitantes locales y foráneos al recinto del carnaval será arduo, sin embargo, muchas veces esta situación se ve empañada por accidentes que escapan a su control, pues los jóvenes tienden a alcoholizarse de manera indiscriminada durante dichas fiestas, razón por la que en esta ocasión piden prudencia en el consumo de bebida embriagantes.
Refirió que ya han sido varios ejemplos de accidentes vehiculares que se han dado en esta región por esta misma causa, uno de los últimos y con consecuencias fatales fue donde se vio involucrado un taxi, siendo por esta misma causa que estarán atentos a este tipo de situaciones, pero aún no sabe si se autorizará del nivel estatal o las autoridades municipales implementarán el operativo alcoholímetro.
Lamentablemente los permisos que más se expiden durante las fiestas de carnaval son precisamente las que se refieren a la venta de bebidas alcohólicas, donde las consumen incluso jóvenes y jovencitas que aún no cumplen la mayoría de edad a sabiendas de los propietarios de los establecimientos, que esto constituye un delito y que el mismo departamento de Ejecución Fiscal omite o se hace de la vista gorda ante tal escenario que se repite año con año.
Este tipo de comportamientos no solo repercute en accidentes vehiculares, sino muchas veces se obtiene como resultado de conductas antisociales que exponen la integridad física de los asistentes, influyendo en actos de violencia donde lejos del evento cultural para las familias se crea una cultura de desorden y excesos permitidos e incluso incentivados por los organizadores de tales eventos.