Juan Carlos Jiménez Benavídez
Tlapacoyan, Ver.- A pocas semanas de que se cumplan seis años del siniestro que consumió el mercado municipal de Tlapacoyan, se sigue observando el tortuguismo y de las autoridades para destrabar los recursos económicos para concluir esta importante obra que beneficiaría no solo a los comerciantes, sino a gran parte de la población.
Mientras esto sucede, que las autoridades se dignen en aprobar los presupuestos y recursos necesarios, el esqueleto de lo que será la nueva central de abasto para este municipio se ha convertido en un albergue de indigentes y un basurero, así como un criadero de mosquitos transmisores del dengue.
Donde nadie pone atención a esta situación, siendo necesario el interés de las autoridades locales pero más aún de los propios comerciantes por mantener limpio este espacio que algún día volverán a ocupar cuando se encuentre construido al 100%.
Toda vez que personas que por no gastar de 3 a 5 pesos hacen sus necesidades fisiológicas en el interior de lo que serán los locales comerciales, personas que no pueden gastar 3 pesos para depositar su basura en el camión recolector dejando sus desechos ahí, y personas que por su condición de indigente encuentran un buen espacio de resguardo y donde poder pasar la noche.
Por lo que el propio comité pro construcción también requiere activarse, no solo para conocer los avances del destrabe de recursos sino para solicitar a las autoridades locales su apoyo para mantener limpia esta construcción que también ya empieza a deteriorarse y la cual puede llegar al grado de no ser funcional.
Desafortunadamente es triste el panorama que se ve al interior de esta construcción que de seguir así, solo será un elefante blanco más de la administración estatal que será heredado cada periodo gubernamental hasta que alguien se digne en destrabar los recursos.