* Carencias materiales, de personal, hasta de disposición por parte de los trabajadores afecta la atención a pacientes
* Necesario, que directivos y el mismo instituto mejoren la calidad en el servicio
Martínez de la Torre, Ver.- Nuevamente surgen señalamientos contra el servicio que brinda el Hospital Regional de Zona con Medicina Familiar No. 28 del IMSS, pues en esta ocasión, familiares de una paciente que perdió la vida, aseguran que son alarmantes las carencias de toda índole en este Hospital.
Desde el pasado 28 de diciembre, la familia Contreras Aquino inició un difícil proceso al igual que muchos ciudadanos cuando tienen que acudir con un familiar enfermo a los hospitales del país, situación que consideran fue factor para que su madre, la señora Félix Aquino Rodríguez perdiera la vida.
Inicia el calvario
La señora Aquino era una mujer de 70 años con los problemas de salud propios de la edad y comunes entre los mexicanos: diabetes e hipertensión. Tras varios días de haber acudido a urgencias por un dolor de cabeza y sólo recibir calmantes, la enviaron con el médico familiar, quien argumentó que no le podían hacer los estudios que en urgencias habían solicitado, por lo que tuvieron que acudir al médico particular y a estudios privados con el médico internista González.
Su primer traspié fue que no había todos los medicamentos que se le recetaron, aunado a una mala atención del médico Cosme Adriano, encargado del consultorio 6, de quien aseguran siempre estaba más atento a su celular que a la atención de la paciente, por lo que volvió a su casa sin ser debidamente atendida.
El día 21 de diciembre ingresó a urgencias por un dolor de cabeza, por lo que se quedó internada pero durante el 22 no hubo médico en la noche en hospitalización, por lo que al día siguiente la dieron de alta, sin que le hubieran detectado el mal que finalmente cobró su vida.
La segunda vuelta
El 28 de diciembre reingresó al Hospital, esta vez por un dolor de pecho, ahí es cuando detectaron que tenía una angina de pecho inestable y arritmia cardiaca, fue puesta en ayuno y quedó en espera de ser valorada, permaneció así hasta la mañana del 29 pero durante la tarde, la encargada de urgencias que la vigilaba les planteó la necesidad de enviarla a Veracruz a la brevedad.
Esa misma noche, el médico internista la atendió, les comentó a sus familiares que sería mejor que la llevaran a su casa, ya que no tenía caso mantenerla internada pues estaba estable y sólo la exponían a alguna infección intrahospitalaria.
Sin embargo, por las condiciones climatológicas de esa noche decidieron permanecer en el Hospital, pero a las seis de la mañana le volvió el dolor de pecho, entonces el médico informa que se quedaría internada y hasta entonces el médico realizó las órdenes de estudios para su envío a Veracruz.
El día 31 aumentó la frecuencia e intensidad del dolor, sin embargo desde el 30 no había médicos, sólo enfermeros e internos. Por lo que buscaron al encargado del Hospital, que en ese momento era el doctor Edgardo Chillopa, quien se comprometió a investigar la situación. Pero al no tener respuesta lo buscaron el día primero.
Fue hasta las nueve de la noche del día primero cuando por fin pudieron habar con él, pero les dijo que sólo podía informar al director al día siguiente, por lo que se le planteó la posibilidad de que se hiciera el estudio de hepatitis (que era el último que necesitaba) en un laboratorio particular, con la esperanza de acelerar los trámites. Pero según el protocolo requería que hubiera diez solicitudes de este estudio para mandar a realizarlos, incluso les recalcó que por eso tardan los pacientes en ser trasladados.
El día primero no había médico ni laboratorios disponibles en el hospital ni en el sector privado, pero aún así necesitaban la autorización del director para que entraran a tomar la muestra.
El fatal desenlace
Tras conocer la situación de salud, durante la noche la señora comenzó a presentar dificultad respiratoria, a pesar de la falta de personal y equipo fue estabilizada y estaba lúcida. Posteriormente cayó en un primer paro respiratorio, el cual la dejó inconsciente y de súbito sufrió un segundo paro, del cual por la falta de equipo de reanimación funcional y de experiencia en su uso, tardaron en brindarle atención llevándola a su fatal desenlace.
Un llamado de atención
Ante esta lamentable historia como hay muchas, la familia Contreras Aquino hace un llamado a las autoridades de salud y en especial del HGZ 28 del IMSS, pues consideran que es injusto que se pierda una vida por la falta de atención, derivado en parte de la falta de interés por brindar el servicio del personal o incluso por la falta de médicos y el tremendo apego a los protocolos, los cuales en ocasiones deberían ser flexibles.
Otro punto es la lamentable falta de equipo en condiciones de uso, ya sea por fallas o porque quien debe estar a cargo de su mantenimiento no realiza su trabajo.
Consideran un problema grave que una persona muera porque el personal no realizó las revisiones pertinentes para detectar un problema en este caso agua en el pulmón y una infección; además de no contar con el equipo y no saber utilizar el equipo de emergencia que existe, lo que demuestra que no hay interés por brindar un servicio de calidad al derechohabiente.
Si bien nada reparará la pérdida de esta familia, aprovechan esta situación para evidenciar los problemas que encontraron en el servicio de salud, pues como es el caso de la señora Félix hay muchos más todos los días en éste y otros centros de salud en el país.