Jorge Parra
Misantla, Ver.- Una verdadera fuente de empleo es en lo que actualmente se ha convertido el tiradero a cielo abierto, lugar donde adolescentes, adultos y ancianos pasan las mañanas hurgando entre los fétidos desechos que la población misanteca saca de sus casas día con día.
Al llegar al basurero municipal, una parvada de zopilotes te dan la bienvenida, estos buscan en las bolsas rasgadas comida en descomposición para alimentarse, limpiadores naturales del ecosistema estas aves que a muchos les desagradan son esenciales en el ecosistema del basurero, al igual que los pepenadores, quienes están ahí desde hace años.
Una de las familias más viejas en el tema de la recolección de basura es la de Pantaleón, un pepenador que lleva ahí más de 10 años, quien junto con su esposa e hijos han encontrado dentro de la basura una forma de ganarse la vida.
La barranca que sirve de tiradero a cielo abierto comienza a verse pequeña con la cantidad de basura que se encuentra ya acumulada en la parte superior, donde todos los días una decena de personas se reúne a buscar botellas de plástico, papel, cartón, fierro entre otros desechos que pueden ser vendidos a los centros de reciclaje.
Bajo un techito hecho de costales, pedazos de plástico y palos, los pepenadores se dan un tiempo para descansar y observar el panorama que para ellos es común, aunque para quienes no están acostumbrados resulta repugnante.
Uno de los principales adeudos que a lo largo de la historia del municipio tienen con la sociedad todas las administraciones públicas de los diversos niveles de gobierno con Misantla es el basurero municipal que hasta le fecha sigue siendo una fuente interminable de contaminación que corrompe los ecosistemas.
Solo basta dar una vuelta por el terreno que desde hace varias décadas fue habilitado como tiradero a cielo abierto y a donde ahora no solo se vierten los desechos de la cabecera municipal sino también los restos de las localidades del territorio misanteco.
A diario son unos diez camiones recolectores los que vierten los desechos, cada uno de ellos con unas cinco toneladas de basura que van a parar directamente a la barranca que se ubica sobre la carretera estatal Misantla-Martínez de la Torre y donde dicho sea de paso hay una enorme población de buitres, mejor conocidos como zopilotes.
En el basurero de Misantla trabajan unas 15 personas que se dedican a ganarse la vida pepenando los restos reciclables que vienen en medio de las toneladas de basura que los camiones vierten en el lugar.
En el basurero hay una enorme pila de llantas que, con el paso de los días, se ha elevado y vuelto casi imposible de procesar, esto donde antes había un depósito de huesos que más tarde fuera cancelado por los administradores del basurero.
El basurero municipal lejos está de ser un verdadero lugar de procesamiento de desechos, pues no existe la más mínima separación de la basura ocasionando esto que la gran mayoría de los desechos no se aproveche para su reutilización.
Adolescentes que deberían de estar en la escuela, mujeres amas de casa, adultos mayores, son quienes se pueden ver en medio del basurero literalmente buscando entre la basura el sustento de sus familias, esto generado por un sistema de recolección municipal precario y por demás en contra del medio ambiente que es el más afectado.