El accidente de la planta clorados III en el complejo petroquímico Pajaritos, cuyo saldo preliminar es de 24 trabajadores fallecidos, demuestra que los protocolos de seguridad no son suficientes y hay un riesgo real para la población y el medio ambiente, advirtió Robin Perkins, líder del proyecto de Tóxicos de Greenpeace México.
“Esto sigue teniendo un impacto y los que pagan al final no es Pemex son las comunidades que viven alrededor, son los trabajadores que han muerto, por eso no podemos seguir tomando este riesgo y poner en riesgo la salud y la vida de las personas, esto nos muestra que repiten los mismos errores y las cosas no mejoran”, dijo.
Advirtió que en el Complejo Petroquímico Pajaritos se produce cloruro de vinilo, químico utilizado para fabricar PVC y el Cloruro de vinilo se encuentra en forma de gas y liquida, lo que puede causar daños a la salud.
Cuestionó la seguridad de la planta que utiliza químicos peligrosos, y está cerca del río y de la comunidad, lo que significa un alto riesgo: “Esta no es la primera vez que pasa un accidente en Pajaritos, no podemos tomar los riesgo de poner en peligro la salud de las comunidades”.
El activista reiteró la importancia de que Pemex y Mexichem realicen un monitoreo ambiental que determine e informe con claridad qué tipo de compuestos químicos contenía la nube tóxica que se produjo ya que es probable que partículas de éstos persistan en la atmósfera y en el lecho del río Coatzacoalcos.
Explicó que la exposición crónica (por más de un año), con esta combinación de gases, puede producir graves problemas en la piel, las articulaciones y alteración hepática, incluso provocar fibrosis hepática y es capaz de producir mutaciones en el material genético, por lo cual afecta la reproducción y es altamente cancerígeno.