* Familias de escasos recursos pasan grandes dificultades para pagar exorbitantes sumas de dinero que no tienen
Facundo Bartolo Salazar
El Seguro Popular no sirve para nada, lo cual las personas de escasos recursos tienen que comprobar amargamente cuando llevan algún enfermo a un hospital como el Regional de Poza Rica, señaló Rubén Cortés Cortés, presidente de Pescadores Defensores del Medio Ambiente, quien lamentó que en ese nosocomio haya tenido que pagar alrededor de 700 pesos diarios, durante 14 días para que su hija recibiera atención de especialidades.
El entrevistado denunció que “todo ese tiempo estuvimos comprando los medicamentos más caros en las farmacias fuera del hospital, mientras que al interior del nosocomio solo dan de mala gana sueros de diez pesos, y no es posible seguir viviendo eso, por lo que es necesario establecer vigilancia en la atención de tales instituciones de salud”. Precisó que en 14 días de atención para su hija, le exigían el pago de más de 13 mil pesos, cual si fuese una clínica particular, o bien, sin cobertura del Seguro Popular.
Dijo que en su momento le propusieron pagar 6 mil pesos para que su cuenta quedara saldada, cuando supuestamente para eso es el Seguro Popular, para que las familias de escasos recursos no pongan en riesgo su patrimonio en caso de enfermedad.
Sostuvo que aunado a esos problemas, el personal del Hospital Regional de Poza Rica trata a las personas como limosneras, pues es necesario andar correteando a las enfermeras o los doctores para aplicar los medicamentos a los pacientes.
Opinó que los doctores y las enfermeras deben cumplir con su deber, y no regañar a los familiares de los enfermos si no entienden alguna instrucción. Es por ello que hizo un llamado a las autoridades correspondientes para que se haga válido el Seguro Popular y demás apoyos, pues definitivamente los pacientes y sus familiares se ven obligados a pasar por grandes penurias, pues al parecer operan mafias dentro de los nosocomios, puesto que no hay manera de lograr que no cobren grandes cantidades de dinero a gente de escasos recursos, aun sabiendo que en muchas ocasiones se quedan sin dinero, ni mucho, ni poco les queda en sus bolsillos, y con el Jesús en la boca a la hora de que les den la cuenta.