* Necesarias, mayores facilidades para que sean beneficiados quienes menos tienen y menos reciben ayuda
Facundo Bartolo Salazar
Los programas sociales son rebasados por las necesidades de la población, incluyendo personas de la tercera edad y demás sectores vulnerables, situación que es evidente al recorrer las colonias y comunidades más apartadas, opinó Alejandro Tapia González, presidente de la asociación civil Mujeres y Hombres en Busca de una Vida Mejor, quien añadió que es necesario un mayor esfuerzo para ayudar a quienes menos tienen y menos son beneficiados.
Tapia González expresó “necesitamos que como parte de los programas sociales de las diferentes dependencias haya personas capacitadas que lleguen a los rincones y familias más apartados para orientar adecuadamente a las personas que por sus limitaciones o su ignorancia les es muy difícil lograr esos beneficios, y brindarles las mayores facilidades para ser aprobados”.
Sostuvo que lo anterior resulta indispensable, pues en muchas ocasiones las dependencias de gobierno piden mucha documentación e incluso ponen trabas para otorgar apoyos. Dijo que de esa manera, los ciudadanos acuden a las asociaciones civiles, mismas que también están sufriendo para realizar sus gestiones, cuyos resultados tampoco son suficientes para ayudar a los más necesitados.
El entrevistado lamentó que, en contraparte, haya beneficiarios de programas sociales que cuentan con parcelas, casas de dos pisos, automóviles, y aún así cuentan con Prospera u otras ayudas gubernamentales. Comentó que eso sucede porque son personas que se pueden mover por si mismas para reunir todos los requisitos y además es probable que tengan contacto dentro de las dependencias para contar con mayores facilidades.
Mencionó que desde los 50 años las personas comienzan a tener dificultades para trabajar o gestionar beneficios, pero de 70 años en adelante, muchas se encuentran permanentemente postradas en cama, ayudándose con andaderas o sillas de ruedas para poder moverse. Apuntó que para acudir ante alguna dependencia, forzosamente tienen que tomar un taxi que le cobra como mínimo 50 pesos de ida y otro tanto de regreso. En ese caso, muchos abuelitos comentan que con 100 pesos casi comen durante dos días, por lo que prefieren quedarse en casa y ver qué sucede o quién los ayuda.