* Solo regula suplementos alimenticios mientras las personas enferman y mueren
Miguel Bautista
Una verdadera vergüenza ha evidenciado el desconocimiento de las autoridades sanitarias en el uso indiscriminado de sustancias estimulantes en jóvenes atletas del municipio, situación que ya ha empezado a cobrar algunas facturas a la población, como es el conocimiento de diversos pacientes con enfermedades renales de acuerdo a este uso, desconociendo dicha oficina su venta e incluso su regulación, lo que echaría abajo su cometido de proteger la salud de la población.
Carlos Gámez Paredes, coordinador regional para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), fue claro al decir respecto de ese tema que lo único que se realiza en este sentido es un censo de establecimientos que tengan en venta suplementos alimenticios, tales como farmacias o tiendas naturistas, olvidándose por completo de otras situaciones que como se expusieron anteriormente se está dando en gimnasios de la región con venta de anabólicos y esteroides que están empezando a causar estragos en los atletas, originando diversos padecimientos en los que la dependencia brilla por su ausencia.
Más aún, comentó que la Cofepris ha emitido alertas con respecto de estos productos y simplemente se avocan a la tarea de verificar y asegurar algunos de los mismos como medida de apremio, dando paso a la recopilación para su posterior destrucción, los cuales según su experiencia no cumplen con las normas o registros sanitarios y a pesar de ello siguen deambulando libremente en los gimnasios y tiendas del municipio.
“Es un producto que puede ocasionar un riesgo en la población, entonces lo que hace la coordinación de inmediato es asegurar el producto y proceder a la destrucción, con respecto a lo que son gimnasios y los lugres donde se pueda dar este tipo de comercialización, la coordinación a mi cargo hará algunos recorridos para ver qué tipo de productos son”, anunció de manera casi obligada.
Responsabilizó a la población usuaria de la automedicación, por lo que según su versión tendrían que visitar a los profesionales en salud para saber dosis y productos a utilizar, por lo que la injerencia de este tipo de situaciones no competería a ellos, pues en caso de que estos no sean permisibles seguirán siendo consumidos o vendidos al público por desidia o simple omisión de la dependencia encargada de tal materia.