Los escándalos nacionales como la casa blanca de la pareja presidencial, la falta de inversión en el sector petrolero, los beneficios de una reforma energética que no llegan, el alza en productos básicos y la mala imagen de su compañero de fórmula, tienen a Salas Lima contra la pared y si el día de hoy fueran las elecciones sin duda alguna el PRI cargaría con la derrota.
Inconformes, pero con la esperanza de obtener un contrato, o no perder el trabajo, los obreros aceptan de mala gana acudir a los fallidos mítines ante el temor de ser despojados de su fuente de trabajo, sin embargo, manifiestan que su voto será para cualquier candidato, menos para el PRI que de un plumazo echo abajo los logros de la expropiación petrolera.
Los alardes de prepotencia en el acarreo de “simpatizantes” ha llegado al grado de que candidatos del PRD, Morena y otros partidos, preparan sendas denuncias ante el INE para impedir esta práctica que sólo genera rechazo entre la población del Distrito, la cual no ve beneficio alguno de que los petroleros se hagan del poder en los municipios.
Por si esto fuera poco, en la fórmula de la segura derrota del PRI va como suplente Noé Pérez Hernández, un contratista severamente cuestionado por constructores a quienes debe cantidades millonarias y su deafortunado paso por Maquinaria de Veracruz (MAVER) cargo del que fue destituido por presuntos malos manejos.
Así, mientras los representantes de los partidos de oposición ganan terreno entre el electorado con sus propuestas, el candidato priista no logra convencer ni a sus propios compañeros de gremio quienes ven con malos ojos que otro petrolero llegue al Congreso federal a apoyar las reformas que tienen a miles de ellos en el desempleo y a otros tantos a punto de perder prestaciones que se ganaron tras años de luchas sindicales.