* Trámites en oficinas migratorias resultan más barato que arriesgar la vida
Miguel Bautista
La problemática social que vive nuestro país con respecto a la migración es algo alarmante, y es que según reportes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) son muchas las personas que anualmente intentan cruzar ciudades fronterizas en busca del sueño americano, aunque profesionales en el tema recomiendan olvidarse de coyotes y hacer estos traslados por la vía legal, pues resulta más económico, y es una forma segura de viajar hacia dichas latitudes.
Alan Peralta Guzmán, encargado de una oficina de servicios migratorios, reveló que en esta y también en ciudades vecinas, se están instalando este tipo de dependencias para ayudar a las personas interesadas en la elaboración de un expediente que son requeridos en las oficinas consulares, sin embargo, existen otras que son de carácter fraudulento que solo prometen dicha documentación y que al final resultan apócrifas o sin poder cumplir los servicios que ofertan.
Con dichos trámites se especifica que las visas que se expiden son en realidad para una función turística y con duración de pocos meses, demostrando con ello algún tipo de arraigo con la nación y ser más fácil su obtención, sucediendo que en la mayoría de ocasiones estos expedientes no son bien elaborados o requisitados y son negadas rotundamente.
Demostró que los riesgos que se padecen al atravesar de manera ilegal al vecino país del norte son graves, pues como se ha expuesto, se han dado infinidad de casos de violaciones, masacres, trata de personas, prostitución e incluso esclavitud moderna por parte de la delincuencia organizada.
Recalcó que la diferencia entre ambos sentidos es de carácter abismal, ya que los mercenarios o “coyotes” podrían llegar a cobrar hasta unos 4 mil dólares, siendo un aproximado de 50 mil pesos, cuando los trámites legales cuestan un estimado de 160 dólares por la visa de turista y el pasaporte está en razón de 1 mil 065 pesos en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), por lo que únicamente falta que los individuos reciban la información necesaria para frenar este fenómeno social, expuso.
Exhortó a las personas a no dejarse sorprender ante tal hecho, ya que se tiene el conocimiento que podrían existir personas que solo lucren con esta actividad incluso dentro de nuestra misma ciudad, cuestión de índole poco ético y que daña la de por si lastimada economía de las personas, finalizó.