* Lamentan atentado contra párroco
* El estado que no fortalece a la familia, se destruye
Brenda Pérez Aguilar
“El clima de inseguridad que estamos viviendo en estos últimos ocho años está haciendo escuela a todos los niveles, porque antes hablamos del crimen organizado que se veía en los grandes niveles, pero desde que se dio el combate frontal con el ex presidente Felipe Calderón, esto ha provocado que descienda hasta las bases populares”, dijo el octavo obispo de la Diócesis de Papantla, José Trinidad Zapata Ortiz, entrevistado ayer posterior a su reunión mensual de Consejo de Presbiterio realizada en la parroquia Nuestra de Guadalupe en Villa Independencia.
La ola de inseguridad, remarcó, está demostrando que el combate al crimen organizado no es la solución, sino que se necesita acatar por muchos frentes.
Pero además la corrupción y la impunidad son los padres de todo el sistema de violencia, los cuales se tienen que acatar y no sólo hacer programas reactivos para reaccionar ante las situaciones que se están padeciendo, sino elaborar programas preventivos.
“Los programas preventivos deben de comenzar por una política económica y social de verdadero desarrollo social que lleve una mejor distribución de la riqueza y no la acumulación de la misma en unas cuantas manos que es como estamos viviendo actualmente”, enfatizó el obispo.
Las políticas económicas hablan de que México está muy bien económicamente, pero también no explican por qué va en aumento el número de familias pobres y por qué los ricos son muy pocos. “No hay un programa de desarrollo social en el que se promueva la distribución de la riqueza y por ahí hay que empezar, pero también por el tema de la educación, el favorecer la estructura familiar por ejemplo, porque se está socavando de diversas maneras, a lo mejor no de forma directa por el gobierno, sino por varios grupos que quieren socavarla a través de otro tipo de relaciones y demás”, indicó.
Mencionó que la familia es el núcleo básico de las sociedades y de la iglesia, y si se fortalece esto se fortalece al estado, porque el estado que no fortalece a la familia, se destruye a sí mismo.