* Permanecen abandonadas las construcciones de lo que sería un laboratorio para reproducir una avispa, enemiga natural de la diaphorina citri
Facundo Bartolo
En un “elefante blanco” quedó convertido el proyecto contra el Huanglongbing (HLB), siendo solamente algunas construcciones ubicadas en las cercanías de la comunidad Cañadas, los mudos testigos de todo un rosario de buenas intenciones de la Junta Regional de Sanidad Vegetal, presidida por Nicolás Murrieta Espinoza, encaminadas a prevenir o aminorar las consecuencias de un posible ataque de la mencionada enfermedad, de la cual se ha repetido hasta el cansancio, podría devastar la citricultura.
Es por ello que productores de cítricos de la región, quienes prefieren mantenerse en el anonimato por temor a represalias del acaudalado representante de Sanidad Vegetal y eterno presidente de la Asociación Agrícola Local de Productores de Cítricos, se preguntan ahora cuál será el destino final del ambicioso proyecto contra el HLB, cuyas acciones centrales tendrían como objetivo principal reproducir la tamarixia radiata, una especie de avispa, misma que es enemiga natural de la diaphorina citri, que es el transmisor de la bacteria candidatus liberibacter, misma que causa el también llamado dragón amarillo o amarillamiento letal.
Los inconformes lamentaron que el proyecto en cuestión haya quedado truncado, sobre todo por los cuantiosos recursos que serían aplicados en el mismo, pues recordaron que “la primera etapa del proyecto consistiría en la construcción de unas naves techadas con malla sombra en las que se reproduciría la tamarixia radiata y oficinas administrativas, para lo cual se invirtieron más de 4 millones de pesos”.
Añadieron los productores que desafortunadamente, esas construcciones permanecen abandonadas, sin que Nicolás Murrieta Espinoza siquiera mencione ese tema, que es fundamental para los citricultores, sabiendo que la supervivencia de la actividad en la zona depende de la prevención y en su caso el combate del HLB.
También dijeron tener conocimiento de que “presunta y convenientemente, el terreno de alrededor de 600 metros cuadrados donde se localiza el pretendido laboratorio contra el HLB fue vendido a Sanidad Vegetal por el propio Nicolás Murrieta Espinoza en más de 600 mil pesos en una zona donde la hectárea apenas se cotiza entre los 100 mil y 120 mil pesos”.
Aseveraron que ahí se refleja la desmedida ambición del aún dirigente de citricultores y presidente de la Junta Regional de Sanidad Vegetal, quien debería informar respecto a ese y otros temas de interés para los citricultores.
Manifestaron que, de hecho, algunos productores levantan ya la voz para hacer un llamado a Murrieta Espinoza a entregar cuentas claras de su gestión en la que acapara los puestos, pues los integrantes del gremio desean información sobre los diferentes programas y proyectos que supuestamente son para su beneficio, pero resulta que nada en concreto saben sobre ellos, incluyendo el proyecto contra el HLB, para el cual quedó pendiente la entrega de otros 4 millones en su segunda etapa, y la Juguera del Totonacapan, la cual sería también para los citricultores y terminó siendo una fantasía y total fracaso.
