30 de Octubre de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Mtz.- Sin libertad, en todos los sentidos

* Lejos de perder su libertad, también se exhiben carencias en el Cereso  de Misantla

Miguel Bautista

Doble forma de castigo a quienes cometen todo tipo de infracciones, pues los internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) del municipio de Misantla han exhibido algunas carencias a las que son sometidos todos los días en busca de una reinserción social, que además de todo llega con una gran penuria en cuanto a necesidades básicas, todo con el objetivo de cumplir una condena y regresar a casa convertidos en una mejor persona.

Nuestro reportaje inicia con la plática de un expresidiario, quien vivió en carne propia toda la realidad de los centros penitenciarios no solo en el estado de Veracruz, sino en México, Gaudencio X, es el nombre que habremos de ocupar para llevar de la mano a los lectores por las frías celdas de una cárcel y cómo se vive detrás de ellas.

El duro día a día

Las luces se encienden a las 6:30 de la mañana y son abiertos los candados de las rejas, hora en que ya todos los reos, principalmente los talacheros (nuevos reclusos que son obligados a trabajar para ganarse su comida del día) deben iniciar las actividades a las 7 de la mañana aproximadamente, suena el silbato que anuncia el pase de lista en las canchas de este centro penitenciario, después de dicha acción y haber comprobado la asistencia del día se pasa al comedor, obligatoriamente todos los días en el desayuno se encuentran con una comida hecha a base de blanquillos o sopa al menos una vez a la semana, no se puede esperar más.

Al llegarse la una de la tarde, la historia del pase de lista se repite ahora para disfrutar de la comida, esta vez el menú es variado pero como nada en una cárcel puede esperarse como bueno a menos que sea pagado con el dinero que los familiares acuden a dejarles, la comida muchas veces está mal cocinada, quemada, cruda, entre otras cuestiones, aunque las quejas en este lugar no son admitidas, pues la cocina es atendida por otros internos que poco o nada saben del oficio.

Por las noches las cenas no existen, aunque es un decir porque a las 5 de la tarde te dan la comida pero no tortillas para degustarla, aclarando que solo se dan 5 tortillas en cada comida, sin embargo, más tarde se venden antojitos, tacos o cualquier otro menú pero como se pueden imaginar los precios son altos; sin embargo, según el relato, valen la pena porque están mejor preparados y es parte de la vida penitenciaria el pagar por todo lo bueno que quieras adquirir.

Aunque existen reglas muy estrictas, los custodios pocas veces se meten con los internos, sin embargo entre los casos graves de dicho centro está la introducción de celulares, e incluso drogas al penal, aunque dicha información no es del todo cierta, pues es sabido que la corrupción se maneja en todos los niveles, y quien tiene dinero puede pagar por ellas, esto son motivos de duros castigos físicos e incluso orden de traslado a penales de mayor seguridad.

Hacinamiento, escasez y delincuencia

Existen secciones donde conviven los internos, dormitorios que van desde la letra A a la E, uno más llamado Módulo, donde son enviados los adultos mayores, discapacitados y personas de bajo perfil o peligrosidad para que no se revuelvan con la población común.

Las carencia saltan a la vista, principalmente en los dormitorios, pues las secciones están compuestas para 54 internos, pero son ocupadas por más de 90 en cada una de estas, por lo que los menos afortunados o fuertes duermen en los pasillos, o amontonados en las celdas y bajo las camas de otros reos, la sobrepoblación abarca por lo menos unos 420 internos pero la capacidad establecida es de alrededor de 250 de estos.

Los días más tranquilos y felices para muchos de estos hombres y mujeres son los días de visita, pues es cuando nadie comete ninguna tropelía para ver a sus familiares y disfrutar de una rica comida, aunque la mayoría comparte lo poco que sus familiares llevan, es como una regla implícita de camaradería y convivencia.

Aunque todo en este lugar resulta un poco más caro de lo normal se acostumbra a pagar el precio que sea por conseguir al menos un buen aperitivo, pues como ya dijimos antes ante el veto de la cena, los antojitos que se venden resultan de precios elevados, un refresco de cola de 2 litros vale 30 pesos, un minuto de tarjeta para hablar a los hogares significan un desembolso de por lo menos 5 pesos, entre otras muchas cosas más.

Para el aseo e higiene de las celdas se paga un mínimo de 5 pesos por interno para que pueda llegar hasta tu sección jabón de lavar, líquido aromatizante y demás artículos de limpieza, los artículos de higiene personal son costeados por ellos mismos o por los familiares de estos, misma situación pasa con la ropa sucia, pueden lavar al interior del penal o pagar para que les realicen este servicio, cuestión que también tiene un costo.

Los descuidos en este lugar resultan caros, pues cada quien debe cuidar muy bien sus cosas para no ser víctimas de robos, cuestión muy común entre ellos mismos y que no implica castigos para los responsables, solo si se cometen faltas administrativas fuertes, son enviados a un lugar calificado como el “vocho” que son celdas muy reducidas y frías donde tienen poca comida o agua.

La luz al final del túnel

Una forma de estar fuera además de cumplir su condena o “con los pies por delante” es por medio de las preliberaciones, las cuales se conceden a aquellos internos que cuando les queda poco tiempo de condena pueden alcanzar este beneficio, o aquellos que aun y cuando falte algún tiempo presentan una buena conducta y son reinsertados en la sociedad, aunque cuando se dan, se eligen a varios internos que alcanzan este beneficio para realizarlo mediante una ceremonia.

Aunque este reportaje es solo a grandes rasgos considero suficiente para conocer lo que se vive en estos lugares, donde la vida para muchos cambia o es marcada cuando se ingresa a un lugar de este tipo, puede ser para bien o para mal, todo está en la forma de mirar el cristal de la libertad.


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