La electricidad que produce no es ni eficiente ni barata, mucho menos limpia
Édgar Escamilla
Tuxpan
Instalada el 30 de junio de 1991, la planta termoeléctrica cuenta con seis generadores de vapor de 350 megawatts cada uno, lo que suma un potencial de dos mil 100 megawatts de energía eléctrica, lo que la sitúa como la mayor productora de electricidad a nivel nacional.
Considerada como el complejo generador de electricidad más grande de América Latina, la Central Termoeléctrica “Adolfo López Mateos”, ubicada al norte de la desembocadura del río Tuxpan, se encuentra detenida por segundo mes consecutivo, generando incertidumbre entre más de tres mil trabajadores temporales y eventuales, así como 398 empleados de base.
La planta forma parte del Sistema Eléctrico Nacional, es una de las 22 centrales termoeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y en operación, aporta 6.7 por ciento de la electricidad que se produce en el país.
Si bien las termoeléctricas aportan el grueso de la producción nacional, su operación es nada amigable con el medio ambiente y resulta demasiado costosa.
Con la Reforma Energética se pretende que la generación de energía en México debe ser económica, eficiente, productiva y limpia, cualidades que la planta no cumple, de acuerdo con José Rolando Núñez Uribe, Secretario General de la Sección 55 del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM).
“El proceso de generación de electricidad debe ser barato, para que al venderla al consumidor tenga un rendimiento; tiene que ser eficiente, de tal forma que la producción tenga validez objetiva; debe ser productiva, hacer más con lo poco que se tiene, y limpia”, señaló.
Energía costosa y contaminante
Construida al amparo del auge petrolero a finales de la década de 1980, durante el mandato del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, la planta funciona a base de combustóleo, un hidrocarburo pesado, residuo de la destilación del petróleo crudo, que contiene una elevada concentración de azufre. Su combustión genera más de 200 mil toneladas de ácido sulfúrico, relacionado con la ocurrencia de lluvia ácida.
Pese a la caída de los precios internacionales del petróleo, el costo de producción supera al de venta, lo que genera un enorme hoyo en las finanzas de la CFE, que debe tomar de las utilidades del resto de su sistema de generación, para cubrir las necesidades de operación.
Al mes de diciembre de 2014, últimos días que generó electricidad, el costo de producción ascendió a dos mil 23 pesos por megawatt, mientras el costo de venta es de 750 pesos; es decir, por cada megawatt que se produce y vende, la CFE pierde mil 273 pesos.
Aunado a ello, la semana pasada pescadores tuxpeños reportaron la presencia de hidrocarburo flotando en las aguas del Golfo de México, frente a la Termoeléctrica, por lo que presumen podría tratarse de una fuga de combustóleo contenido en el ducto que alimenta a la planta.
Pescadores pertenecientes a la cooperativa “Puente de Tampamachoco” reportaron, con evidencias, la presencia del hidrocarburo en sus redes, lo que les provocó pérdidas superiores a los 50 mil pesos en equipos de pesca.
Trascendió que posterior a la denuncia, personal de la Armada realizó un patrullaje por la zona afectada, sin detectar el combustóleo.
Se repite la historia
Núñez Uribe comenta que durante la expansión de la capacidad de producción de la CFE, el Gobierno federal le apostó a la construcción de centrales termoeléctricas. Las 22 plantas producen más del 60 por ciento de la energía que se consume en México, pero cuya operación está en riesgo por los elevados costos.
Para cumplir con los propósitos de la Reforma Energética, la Federación pretende instalar termoeléctricas que funcionen a base de gas natural, un hidrocarburo que tampoco es limpio y que al igual que el combustóleo, se trata de un combustible fósil no renovable y que podría generar una crisis energética.
“La pregunta que surge es quién le garantiza a México que el precio del gas seguirá siendo barato, cuando no depende del mercado nacional. Así como ha caído el precio del petróleo, que tenía una expectativa de 86 dólares y bajó a menos de 40, quién asegura que el metro cúbico de gas será económico por mucho tiempo”, cuestiona el dirigente sindical.
Elefante blanco
La capacidad generadora instalada en el país es suficiente para abastecer el mercado nacional, por lo cual se ha detenido la producción de energía en el complejo termoeléctrico más grande de Latinoamérica; pero eso no asegura su fin, según lo anticipa el Secretario General de la Sección 55 del SUTERM.
México está cubriendo sus necesidades de electricidad gracias a las hidroeléctricas, centrales geotérmicas, plantas eólicas y la central nucleoeléctrica de Laguna Verde.
Anticipa que estas plantas generadoras requerirán de procesos de mantenimiento de sus unidades, lo que representará que forzosamente la central “Adolfo López Mateos” tenga que entrar nuevamente en operación.
Incertidumbre laboral y económica
Hasta el cierre del año 2014, en el complejo termoeléctrico se encontraban laborando 398 trabajadores de base, 100 temporales y tres mil eventuales que desarrollan actividades de mantenimiento y reparaciones a lo largo del año.
Cerca de tres mil 500 trabajadores y sus familias dependen directamente de sus ingresos y forman parte del movimiento económico que se genera en Tuxpan, por lo que de perderse la fuente laboral, podría representar un duro golpe a la economía regional.
“La preocupación va mas allá de que opere o no la planta, la gente en Tuxpan aunque no lo quiera entender, buena parte depende de la actividad que se produce en la Termoeléctrica, una central que estaba generando empleos y servicios, y que además genera gastos y consumos”, señaló.
Esta situación comienza a ocasionar desánimo colectivo en todos los sectores, aunque podría no ser la causa de una crisis económica en la ciudad y Puerto. Con la entrega del corredor México-Tuxpan se presenta la oportunidad de crecimiento en torno a las actividades turísticas, lo que podría salvar las finanzas.
Aun así, el descontento entre los trabajadores sigue en aumento, pues se encuentran ante la posibilidad de jubilaciones anticipadas o el cambio de adscripción, en el caso de los empleados con menor antigüedad.
“No tememos que se genere un desempleo como algunas personas han afirmado, pues seguimos protegidos por la cláusula 46 del contrato colectivo de trabajo, pero sí a que la gente con mayor antigüedad sea jubilada o cambiada a alguna otra región del país, con las molestias que eso represente a las familias”.