* Existen versiones sobre la destitución de René Martínez Decuir, integrante del consejo directivo
Facundo Bartolo Salazar
Sigue a la deriva la Juguera del Totonacapan, ubicada en la comunidad El Chote, municipio de Papantla, pues corre entre los productores la versión en el sentido de que ha sido destituido el ingeniero René Martínez Decuir, quien era integrante del consejo directivo de la mencionada empresa, de la cual se decía, sería la panacea contra los bajos precios que pagan a los citricultores las actuales jugueras particulares que tienen presencia en la región.
Definitivamente, esa versión viene a agravar el clima de confusión, sobre todo entre los escasos productores que decidieron comprar acciones de la Juguera, con la promesa de que ellos serían los dueños de la misma, la cual no solamente les dejaría ganancias por la entrega de su fruta, sino también por las acciones adquiridas.
Tales productores con aspiraciones de inversionistas se preguntan a quién pedirán cuentas, o por lo menos algunos datos al respecto, si ya no estarán en contacto con René Martínez Decuir, por lo menos en la región de Martínez de la Torre. Lo anterior, aunado a la confusión que causa a los citricultores el saber que hay dos consejos que se encargarán de manejar la Juguera del Totonacapan, pero desafortunadamente, nadie les ha aclarado con cuál de los dos tendrán trato para cuidar sus inversiones.
Por si eso fuera poco, dejan mucho que desear los robos y demás percances que están sucediendo al interior de las instalaciones, incluyendo un incendio, el cual nadie puede explicar, puesto que argumentan, fue originado por un corto circuito, cuando aún no hay electricidad. Dada la situación, los productores lamentan que un proyecto tan importante caiga por los suelos acabando con las esperanzas de miles de hombres del campo, quienes apostaban a una mejor situación en lo que se refiere a la comercialización de sus cítricos.
Consideraron que los gobiernos en sus diferentes niveles deben tomar cartas en el asunto, pues sería una lástima que la mencionada juguera se perdiera, convirtiéndose en un elefante blanco, o bien, terminase siendo el botín de empresarios y políticos voraces, mismos que no tendrían ningún empacho en apoderarse de tan ambicioso proyecto.
