IRIS ROMÁN
TUXPAN
Aunque diciembre suele ser sinónimo de alegría, reuniones familiares y esperanza, para muchas personas representa un desafío emocional significativo. La psicóloga Paloma Rachel Angulo de la Fuente, advirtió que esta temporada también puede ser un detonante para la depresión y, en casos extremos, el suicidio.
“Es importante recordar que la depresión es una enfermedad silenciosa. No siempre se nota, y muchas veces, ni siquiera la persona que la padece es consciente de su estado”, señaló.
Durante una entrevista, explicó que síntomas como el aislamiento social, la alteración del sueño, los dolores físicos recurrentes y el sobrepensamiento pueden ser señales de alerta, especialmente durante las festividades decembrinas, donde las altas expectativas y las pérdidas recientes cobran mayor peso emocional.
La especialista destacó que las reuniones familiares, lejos de ser un alivio, pueden intensificar el dolor de quienes enfrentan la ausencia de un ser querido o sienten que no encajan en las dinámicas sociales. “Ver que las cosas ya no son iguales, ya sea porque alguien importante falta o porque las relaciones familiares han cambiado, puede aumentar la sensación de tristeza y aislamiento”, comentó.
Además, subrayó la importancia de no minimizar las emociones ajenas. “Es crucial validar lo que siente la otra persona.
Para prevenir que estos cuadros empeoren, Ángulo de la Fuente recomendó priorizar el diálogo familiar y buscar apoyo profesional desde los primeros síntomas.
Finalmente, invitó a la comunidad a reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad. “Más allá de los regalos y las fiestas, esta época debe ser un momento para reconectar con nuestros seres queridos y dar tiempo de calidad. Es fundamental prestar atención a los adolescentes que se aíslan, a los adultos mayores que guardan silencio y a aquellos que parecen evitar la convivencia”, concluyó.