Juan David Castilla
El derrame de hidrocarburo en la comunidad totonaca de Ojital Viejo, ubicada en el municipio de Papantla, al norte de Veracruz, lleva más de 42 días causando daños ecológicos irreparables.
Los integrantes de la Alianza Mexicana contra el Fracking (AMF) alertaron que esto afectó 12 kilómetros de un afluente del río Cazones que desemboca en el Golfo de México.
Alejandra Jiménez, activista de dicha organización ambientalista, indicó que se afectó el arroyo y la salud de la comunidad, que incluye daños a tierras y ganado, sin la atención adecuada por parte de las autoridades.
Lo anterior ha causado la muerte de especies nativas y animales domésticos, además de haber contaminado pozos artesianos, parcelas de cultivo, y puesto en riesgo la salud e integridad de poblaciones vecinas de los municipios de Papantla y Coatzintla.
Los ambientalistas realizaron un recorrido en la zona afectada los pasados 28 y 29 de septiembre, donde se obtuvieron evidencias de que el derrame sigue sin ser atendido debidamente.
Una cuadrilla de ocho empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex), sin equipo de seguridad y con herramientas rudimentarias, se limita a remover el suelo contaminado y a colocarlo a un costado del arroyo, sin ninguna medida de seguridad que proteja el suelo ni los cuerpos de agua, empeorando la situación con las lluvias que nuevamente se presentaron el día primero de octubre.
Los pobladores de Ojital Viejo, en Papantla, y de El Chote, municipio de Coatzintla, refieren trato despótico y discriminatorio, así como la negligencia por parte de Pemex y de otras instancias responsables de atender el desastre, el cual inició el pasado 21 de agosto y hasta hoy no se han acercado autoridades para atender la fauna y flora endémica afectada, ni la salud de los habitantes.
Tampoco ha habido información oportuna sobre el alcance del derrame y las medidas para frenarlo y remediarlo.
Los habitantes de la zona se han organizado para exigir la debida atención y han llamado a la sociedad para sumarse al apoyo solidario de voluntarios que han informado en redes sociales sobre el desastre, realizado brigadas de atención a la fauna afectada, además de acompañar e informar a la población sobre los impactos del derrame.
“Las acciones por parte del Estado continúan siendo mínimas, discriminatorias y revictimizantes. Este no es un hecho aislado, sino que es parte de toda una dinámica de constantes impactos derivados de la actividad petrolera en la zona, que, pese a haber sido declarada en tres ocasiones Patrimonio de la Humanidad, en reconocimiento al sitio arqueológico de El Tajín; la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla y al Centro de las Artes Indígenas, para Pemex y las autoridades de México este territorio es zona de sacrificio”, añadieron.
Este pronunciamiento se da difundido por parte de los ambientalistas en el marco del Día Mundial de los Animales, que se conmemora este 4 de octubre.
Las comunidades afectadas y ambientalistas exigieron que Pemex retire de inmediato los lodos y demás materiales contaminados, que asuma la labor y el financiamiento de la restauración de los ecosistemas y cultivos afectados, así como la atención a las personas afectadas.
También demandaron a la empresa para estatal que dé mantenimiento a sus ductos y demás instalaciones, especialmente aquellas que atraviesan pueblos y comunidades.
“Que se adopten las medidas pertinentes de prevención y no repetición. Que las autoridades responsables de regular la operación de Pemex tomen medidas para sancionar ejemplarmente a la empresa. Que el Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo destine recursos para la remediación de sitios contaminados por hidrocarburos”, enfatizaron.