2 de Noviembre de 2024
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Carrera Panamericana 2023: 3 amigos viajan en un Datsun rumbo a la competencia

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Este miércoles se corre de territorio hidrocálido a San Luis Potosí

Agencias

México

Las historias de las personas se unen con la pasión por los motores en la competencia mexicana, que terminó su quinta etapa de la edición 2023

Huele a carne asada en Mil Cumbres, Michoacán. Abunda la cerveza y una botella de ron sobresale en un grupo de amigos, padres de tres Datsun que lucen fuera de una curva donde corren a cerca de 130 kilómetros por hora, en la Carrera Panamericana 2023.

Esta es la historia de los 3 amigos

El primero es un Datsun 1500, modelo 1982, color amarillo. Pertenece a Armando Álvarez, que en Ciudad Hidalgo, Michoacán, vio cuando era adolescente, cómo un hombre se entusiasmaba por las bicicletas, pero sobre todo por su auto del mencionado modelo: su cuidado, su pasión, y más por cómo se veía él arriba de su carro.

Carrera Panamericana

“Llevo como una década con mi coche. Yo era un adolescente cuando los veía salir a rodar y con sus carros”, cuenta el hombre de 52 años, orgulloso, y perteneciente a un club formal de ese modelo. “Nos gusta por la línea y por su historia, porque en Estados Unidos fue modificado, con un motor turbo, a finales de los años 70, y le ganó en la Carrera TransAmerica a Porsche y a todas las marcas buenas de aquel entonces”.

El segundo, el que ahora es el más joven, es un Datsun 1600, modelo 1983, color gris plata, que pertenecía a Max Rubio, pero después lo heredó a su hijo, Iván, que en una borrachera se subió junto a sus amigos al toldo del coche, dejando marcas que significaron un regaño, pero que también fueron la puerta para recuperarlo, por suerte y de casualidad, después de haber sido robado. “A mi ya me tocó esa herencia, bueno eso espero, ojalá que no se lo dé a mi hermana”, se esperanza Iván.

"Me lo robaron en el centro de Morelia y lo recuperé en Uruapan. Fui a echarle la mano a un primo y por donde me desviaron lo vi y le dije a mi hermano 'ese es mi carro, we. Traía las mismas placas y las marcas de la peda en el techo. El otro cuate quería un Datsun porque en uno de esos conoció a su esposa, pero pues era nuestro y él lo compró robado”, relata Max. 

“Cuando salí de la prepa me dijo vamos a echarle ganas, a restaurarlo y ahí está gracias a Dios”, valora el hijo, siguiendo la invaluable tradición.

—¿Cuánto quiere por él? —pregunta el reportero.

—Ya le llegaron al precio a mi papá, pero no lo vende. Le han ofrecido 120 mil pesos, otros 90, pero nada. En algún momento se va a tener que ir, pero mientras tanto, aquí estamos.

El último de los tres es el mayor de todos, de color verde aceituna, el que inspiró a los dos primeros a tener un Datsun: un 1600 del año 1982, que es manejado por un hombre barbado y de pelo cano, que les lleva poco más de 10 años de edad a dos de sus acompañantes, de nombre Alberto Bucío, el mismo que en otros años también se apasionó por las bicicletas.

“Entre estos autos sólo cambia el motor y algunos detalles como los frenos: algunos 1500 son de freno de tambor y los 1600 ya son de disco”, explica con experiencia. “Somos como cinco más que también les gusta este carro, está el Polaco, el Ray, el Trovador…”, le falla la memoria, pero los tiene presente en su cabeza.

Con la patona de ron bajo el brazo, vasos, y bien cubiertos del frío, se cruzan la carretera para ubicarse en una de las curvas de la fase de velocidad en Mil Cumbres, parte de la ruta de la Carrera Panamericana 2023.

“Nos gusta venir. Sacamos los carritos y la gente de frente nos saluda como si corriéramos. Somos cuatro generaciones diferentes con este gusto y nos reunimos aquí”, menciona Álvarez.

Con los otros camaradas que no están presentes, acortan distancias con el amor a ese coche. La amistad de estos hombres huele a gasolina y recuerdos, que viajan en el tiempo a bordo de un Datsun. 

Etapa 5 de la carrera Panamericana llega a Aguascalientes

El choque del Ferrari 250 Testa Rossa, número 250, en la primera fase de velocidad, marcó la quinta etapa de la competencia, en la cual se impuso nuevamente Ricardo Cordero, quien conduce a El Malditillo, después de estar a punto de abandonar en la Etapa 3 por una ruptura de la transmisión, pero que se aferra a refrendar el título del año pasado, y la que sería la sexta corona en su historial.

El incidente del auto rojo de la marca italiana, se dio en una de las curvas de la zona conocida como La Valenciana. El piloto Gilberto Jiménez sólo sufrió un ligero golpe en la boca, mientras su navegante, Armando Zapata, salió ileso.

La ruta, que comenzó en la mañana del martes en Guanajuato, llegó a Aguascalientes después de recorrer 432.437 kilómetros, de los cuales 87 fueron de velocidad y 347.27 de tránsito. En segundo sitio llegó Emilio Velázquez y en tercero Benito Guerra Jr.

Este miércoles se corre de territorio hidrocálido a San Luis Potosí, ya sin la categoría Sport & Classic Tour, que terminó su participación en la presente edición

Información tomada de el Heraldo de México


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