EL UNIVERSAL
CIUDAD DE MÉXICO
La Selección Mexicana busca, por decimoséptima vez, trascender en una Copa del Mundo. Este es un nuevo intento por, al fin, festejar algo más que sólo una clasificación a segunda fase. El camino del Tricolor inició en 1930, y de ahí en adelante se ha recorrido un sendero amargo de mucho fracaso y aprendizaje, con dos Mundiales organizados —1970 y 1986— en casa, que no han servido más que para aparecer en los libros de anécdotas.
A partir de 1994, la Selección Mexicana vive una nueva era. Desde la edición de Estados Unidos, el equipo nacional no ha faltado a ninguna justa mundialista y siempre ha logrado pasar la fase de grupos. ¿Se podrá repetir en esta ocasión, pese al pesimismo que la rodea? La Federación Mexicana de Futbol contrató al técnico argentino Gerardo Martino, entrenador que sacó del oscurantismo a Paraguay, que dirigió a Lionel Messi en el Barcelona y que estuvo al mando de la selección de su país. Tendría que ser el redentor, la gran solución para ahora sí dar el salto y jugar por lo menos los cuartos de final.
En las manos del "Tata" quedó una generación en la que sobreviven los últimos campeones del mundo Sub-17 de 2005, los ganadores de la medalla de oro olímpica de 2012 y nuevos futbolistas, a los cuales se les ha abierto la posibilidad de jugar en Europa, una facilidad que no se tenía en años anteriores. El proceso comenzó de buena forma, con triunfos que sólo sirvieron para sumar en las estadísticas y para mantener la supremacía del área, pero vino la pandemia y todo cambió.
Aquel buen juego que mostró el equipo de Gerardo Martino se fue evaporando, por la aparición de la pandemia, lesiones graves y desafortunadas que hicieron que los jugadores base perdieran el nivel que mantenía en lo alto al equipo nacional. De todo le pasó a esta Selección Mexicana en el proceso, tanto que su técnico incluso tuvo que pasar por el quirófano.
Si se suma todo esto, los puntos positivos y negativos, el resultado es que la expectativa no es alta, y que —como cada cuatro años— la FMF, la afición y el medio futbolístico se preocupen por únicamente cumplir, nada más, en vez de avanzar al quinto partido y mucho más allá. De los tres rivales de la fase de grupo, dos de ellos en el papel, Polonia y Arabia Saudita, están por debajo del nivel que presume México. Argentina, con Lionel Messi, es otra historia.
Con base en esto, en teoría, el Tricolor debe avanzar a la siguiente fase y ahí despedirse con un juego decoroso. Las expectativas de la Selección Mexicana, se reitera, no pueden ir más allá de eso, simplemente porque las circunstancias han puesto al equipo a este nivel. No se ve para mucho más, aunque siempre está en el aire que se presente la sorpresa.