EL UNIVERSAL
PARÍS, FRANCIA
Cuando Juan Diego García perdió en la ronda de cuartos de final 5-4 con el uzbeko Javokhir Alikulo, volteó de inmediato a ver a su entrenadora, Janeth Alegría, porque había perdido la oportunidad de darle una medalla precisamente en su cumpleaños.
Mas la vida da revanchas, y el parataekwondo también, y no se dio por vencido, ya que conquistó el bronce por medio del repechaje, al derrotar 5-3 al japonés Kudo Shunsuke en la categoría K44 de menos de 70 kilos.
Así, su entrenadora festejó un cumpleaños feliz.
El combate contra el japonés Alikulo fue muy parejo. Los ataques de ambos competidores eran bien pensados, calculados. Uno tomaba la ventaja y el otro lo alcanzaba de inmediato. Y es que se estaban jugando nada menos que una presea paralímpica.
Y la derrota la iban a vender muy cara.
Entonces sucedió, el Gran Palacio de París, ubicado a un costado de los Campos Elíseos y a espaldas del río Sena, estalló cuando el mexicano logró rematar con una patada en el peto al japonés y definió el combate.
El reloj marcó cero y Juan Diego se tiró sobre el tatami, exhausto, con la mirada hacia el techo que no le ocultaba el cielo, al que le agradecía el haber tenido fuerzas y después encontrarse con su entrenadora para fundirse en un abrazo.
El Dato
3 combates ganó Juan Diego, para lograr bronce.
