26 de Septiembre de 2024
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Fiscalía permite ingreso de familiares a fosa de Arbolillo

 

 

 

Por intervención de la CNDH.

 

RODRIGO BARRANCO DÉCTOR  

ALVARADO

 

El jefe de servicios periciales de la Fiscalía General del Estado de Veracruz, Mario Javier Valencia permitió el ingreso a la fosa de Arbolillo, en Alvarado, a familiares que buscan a sus seres queridos en las inhumaciones. 

Por grupos, y por la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, lograron el acceso al perímetro judicializado para observar los trabajos que hacen en el sitio.  

Cerca de las 11:00 de la mañana de este martes, colectivos de ciudades como Córdoba, Orizaba, Veracruz, Xalapa, Poza Rica y Coatzacoalcos llegaron a la comunidad alvaradeña acompañados por algunos integrantes de la prensa estatal y nacional. 

Las familias también iban secundadas por Juan Carlos Sánchez Flores, director general de atención a víctimas, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y de Namiko Matzumoto, presidenta de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Veracruz. 

En cuanto bajaron de las unidades a lo que parece un potrero ganadero, caminaron por una brecha hasta la entrada, con sus costados repletos por alambres de púas y cerrada con una patrulla atravesada de la Fiscalía, que protegía el área de acordonamiento con cinta amarilla. 

Apenas vieron el tumulto, cerca de 20 elementos de la Policía Ministerial avanzaron a reforzar a los tres oficiales que cuidaban el ingreso al predio. 

Las madres, protegidas del sol con gorras y sombreros, pidieron a los agentes que les permitieran entrar para verificar de una vez por todas si dentro de las exhumaciones estaban sus seres queridos. 

La respuesta parecía rotunda, era un no, que venía de una mujer, armada, con chaleco antibalas, gorra oficial y uniforme. Ella recordaba que era policía, pero también madre y que entendía el dolor, pero no podía dejar entrar a nadie sin la autorización de sus superiores. 

Los colectivos desistieron unos segundos, sólo para enviar al frente, en una segunda avanzada, a los enviados de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a Matzumoto, que solicitaron hacer valer el derecho de las víctimas. 

La presencia de los organismos obligó a Javier Valencia a dejar sus labores en el interior para atender a las inesperadas visitas. El oficial portaba una gorra negra, con el dibujo de una huella dactilar en la frente, con el nombre de “Periciales”. 

De inmediato repitió el discurso de no permitir la entrada de nadie, para evitar ensuciar la escena, que pudiera afectar la localización de algún cuerpo, sin embargo, entre el griterío, alguien le refutó que era mentira, de lo contrario no deberían circular todas las patrullas que estaban en el interior. 

Sin argumentos ya, tras 12 días de espera, desde que las autoridades anunciaron su localización, el Jefe de Servicios Periciales permitió entrar a la fosa solo a las familias, sin prensa, sin teléfonos celulares y bajo las estrictas indicaciones del personal a su cargo. 

Primero pidió una comisión, con una representante por colectivo, pero tras los reclamos volvió a ceder “todos van a entrar, pero en grupos, ustedes anoten cuántos son y se dividen en grupos y así entran”. 

Así, Matzumoto, libreta en mano, nombró a las 10 primeras personas que pasaron agachadas, para librar la cinta amarilla que fue levantada por el mismo Valencia. 

Las mujeres y un padre de familia que busca a sus dos hijos, subieron a las bateas hirvientes por el calor, se protegieron de los rayos con sus mismas prendas de vestir y se fueron por las brechas que conducen al cementerio clandestino.

 


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