Y es que al ser un producto que forma parte de la dieta del veracruzano, los vendedores de comida no pueden cortar el suministro del producto; en promedio, cada comercio utiliza hasta 8 kilogramos diarios.
Es por ello que durante algún tiempo, negocios como el que se ubica en el mercado Zaragoza del Puerto de Veracruz, comenzó con la distribución del limón conocido como persa, que es un tanto más barato comparado con el criollo, aunque el sabor el diferente.
No obstante, con el paso de los meses y ante el desmedido dispare en los costos, los taqueros se vieron en la necesidad de sustituir el producto de mejor calidad, por uno más barato, de sabor agridulce y con textura diferente: el limón-mandarina.
Las mesas donde se sirven los tacos, se encuentran colmadas de gajos del jugoso fruto color anaranjado.
“No se puede reducir el número de limones porque el cliente viene y lo pide; es como si te sirvieran una campechana y no te den galletas o taco sin tortilla; el limón es indispensable”, comentó Gabriel González, taquero del Mercado Hidalgo.
Los consumidores de tacos reconocen que existe una gran diferencia entre uno y otro, “pues no sabe igual pero qué le hacemos, nos gustan los tacos y tenemos que conformarnos”, dijo un hombre que degustaba de una tortilla rellena de carne de res en barbacoa.