Crisis climática y construcción desordenada aceleran la desaparición de playas
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AVARADO
En la localidad de Las Barrancas, en el municipio de Alvarado, la erosión costera ha desplazado a decenas de habitantes. “Hay gente que perdió su único patrimonio. Nosotros hacemos lo que nuestra fuerza nos permite para protegernos: barricadas, costales de arena, piedras, pero nada detiene el avance del mar”, dice Nancy Ochoa, quien preside una cooperativa de 40 pescadores y pescadoras y lidera un colectivo de mujeres con una procesadora de pescado.
Aunque su comunidad es la más afectada, no es la única. Científicos advierten que la erosión costera en Alvarado, frente al Golfo de México, es la más grave del estado de Veracruz. Otras localidades como Antonio Lizardo, playa Zapote, Paso Salinas y Playa Arbolillo, han perdido entre 30 y hasta 100 metros de playa. Los principales responsables del problema, dicen los expertos, son el aumento del nivel del mar provocado por la crisis climática y el crecimiento desordenado de la infraestructura.
La construcción de desarrollos inmobiliarios sobre dunas y la instalación de escolleras, una obra hecha con piedras colocadas al fondo del mar y a lo largo de la costa, han alterado el flujo natural de la arena, acelerando la desaparición de las playas.
Aunque la erosión avanza, los anuncios siguen promocionando el corredor costero como un paraíso exclusivo. Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) revisados por Mongabay Latam y Causa Natura, en 19 años, se han aprobado 58 de las 82 solicitudes realizadas para construir fraccionamientos, torres y plazas en Alvarado. Otras aún siguen en evaluación. Por ahora, nada parece poner freno al boom inmobiliario en la zona, aunque en 2023 científicos del Instituto Nacional de Ecología advirtieron sobre la erosión y recomendaron regular los cambios de uso del suelo y proteger los ecosistemas.
Expertos alertan que este territorio, rico en dunas, manglares y selva baja, está siendo alterado sin considerar su valor como corredor biológico y atendiendo a un reglamento de ordenamiento urbano obsoleto, de hace 16 años.
Ante la crisis, las comunidades se organizaron para exigir, mediante un amparo federal, el respeto a su derecho a un ambiente sano.
LAS PLAYAS QUE SE TRAGÓ EL MAR
La erosión costera es un proceso natural que tiene múltiples causas, como los huracanes, tormentas, cambios en las corrientes marinas, sedimentos y el deshielo de glaciares, explica Edgar Sánchez, investigador del Instituto Nacional de Ecología y parte del equipo de científicos que realizó una investigación sobre los impactos del nivel del mar en la costa atlántica mexicana. Sin embargo, una de las más graves, a su consideración, es el aumento del nivel del mar a nivel global y el crecimiento de infraestructura costera mal planeada.
En el municipio de Alvarado existe una boya del Servicio Mareográfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que ha calculado un aumento del nivel del mar de entre 1.8 y 2 milímetros por año.
“Este aumento en el nivel del mar exacerba la erosión costera porque, en eventos extremos como huracanes y nortes [vientos fuertes], el nivel aumentado del mar, más las marejadas, hace que se impacten más las costas”, explica Sánchez.
En las Barrancas, la comunidad costera cuyas imágenes de casas cayendo a pedazos han sido ampliamente divulgadas en medios de comunicación, el mar ha ganado más de 70 metros de playa en una década y ha destruido al menos 15 viviendas, además de terrenos y palapas.
El investigador Edgar Sánchez señala que, en este lugar, el aumento del nivel del mar puede ser más alto que en el resto de la zona: “El aumento del nivel del mar no es parejo en todo el globo y depende mucho de la geomorfología del lugar. Si nosotros pudiésemos poner una boya en Las Barrancas, seguramente ahí el aumento relativo local sería mayor que el que registra Alvarado y que registra el puerto de Veracruz. El problema es que hay pocas boyas para medir este impacto”, explica.
Pedro Sánchez, pescador de Las Barrancas, recuerda que antes en esta playa cabían hasta tres líneas de carros, se hacían juegos de béisbol, carnavales, palapas, pero eso se terminó.
“Ahora dónde varamos (con los botes) tenemos que pagar un alquiler del terreno”, dice, y eso ha afectado su economía. “No tenemos playa donde dejar las embarcaciones, muchos tuvieron que vender sus redes y sus lanchas”, lamenta.
EL PROBLEMA NO ES EXCLUSIVO DE LAS BARRANCAS
Carlota Zamudio recuerda que hace 20 años repartía pescado en diversas localidades de la línea de playa de Mata de Uva, otra de las comunidades afectadas por la erosión en Alvarado. Hoy, esa labor resulta imposible porque la franja costera ha desaparecido en varios tramos.
“De mi casa, que está frente a la playa, caminaba 100 metros. Nunca imaginé que el agua llegaría hasta allí. El mar fue ganando terreno hasta que golpeaba las paredes de las propiedades. Y ahí comenzó nuestro calvario”, cuenta.
Un documento del Gobierno de Veracruz actualizado en mayo del 2024, que analiza la erosión en las costas del Estado y expone propuestas para promover la resiliencia ante estos hechos, advierte que la erosión en el municipio de Alvarado es grave y aumenta de norte a sur, con tasas que van de 0.1 hasta 5 metros por año.
Para las personas en estas comunidades, la erosión no solo ha traído inundaciones y desplazamientos por la pérdida de casas y terrenos, sino también incertidumbre y un alto costo económico para los pescadores que necesitan proteger sus lanchas.
“Mucha gente ha decidido vender sus propiedades y, como resultado, muchas personas han emigrado y ya no están aquí. Esto ha obligado a otros a abandonar la pesca y buscar trabajo en el mantenimiento de fraccionamientos inmobiliarios”, asegura Ochoa.
LA EXPANSIÓN INMOBILIARIA CONTINÚA
Para intentar resolver el problema de la erosión en Mata de Uva, el gobierno estatal decidió construir en 2013 una escollera. Aunque la decisión les permitió recuperar temporalmente parte de la playa, la erosión sigue avanzando.
Y es que la colocación de escolleras sirve para proteger una propiedad, no la playa, advierte Patricia Moreno, investigadora del Instituto de Ecología (Inecol) y miembro del comité de evaluación externa del instituto de investigación en ecosistemas y sustentabilidad de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sucede que las escolleras, los muelles, los muros y otras infraestructuras, incluidas las inmobiliarias, crean obstáculos al movimiento natural de la arena que ocurre en las playas debido a la acción del viento, las olas y las corrientes marinas. Cuando algo interrumpe ese movimiento natural, la arena se redistribuye de manera irregular. Es decir, puede acumularse en algunas zonas y desaparecer en otras, explica Moreno.
“Si tú pones una estructura dura, impides el movimiento de arena. Así es como llegamos a las Barrancas, que perdió toda una línea de casas y ya va sobre la segunda línea”, indica la experta, quien agrega que la pérdida acelerada de dunas y playas también ha alterado el ecosistema. La erosión costera, asegura, afecta hábitats de especies como tortugas y aves playeras.
Un estudio publicado en 2023 y elaborado por el Inecol, advierte de la pérdida de 77 kilómetros de playa en Alvarado debido a la erosión costera, así como de 500 hectáreas de dunas.
El informe, que incluye un análisis específico del municipio de Alvarado, advierte que la mayoría de las dunas han sido deforestadas y convertidas en áreas para actividades agropecuarias o para desarrollos turísticos y habitacionales.
Las dunas que aún se conservan —alrededor de 14 hectáreas— se encuentran en condiciones deterioradas y el 75 % de su superficie está ocupada por asentamientos humanos, asegura el estudio.
Según Moreno, en el caso de Barrancas, los cambios en los sedimentos provocados por la ampliación del Puerto de Veracruz, ubicado a 55 kilómetros de distancia, así como la infraestructura construida para proteger terrenos privados son responsables, en gran parte, de la erosión.
“Los que realizan construcciones como escolleras no voltean hacia abajo. No analizan que un espigón afecta después de varios años. Si vemos desde el puerto de Veracruz hay una hilera de escolleras, una tras otras. Esta estructura sirve para proteger una propiedad, no es para proteger la playa”, alerta.
Mata de Uva, un pueblo de 500 habitantes que se dedican a la pesca y actividades turísticas, fue el primero de varias comunidades que presentó erosión costera acelerada.
“Empezó a desaparecer la playa, muchas personas perdieron terreno, otros rodearon sus casas de rocas y costales como barrera para detener el impacto”, cuenta Zamudio. Sin embargo, nada de eso detendrá el mar, aseguran los expertos, sobre todo porque las amenazas que intensifican la erosión no se detienen.
Tanto en la comunidad de Carlota Zamudio como en el resto del municipio, el crecimiento de casas continúa. En el corredor de la Riviera Veracruzana hay decenas de anuncios que invitan a vivir frente al mar: “Vive en el paraíso. El más exclusivo en el Golfo de México”, “Construye tu futuro frente al mar”, se lee en grandes pancartas.
Desde 2005 a la fecha, 58 fraccionamientos fueron aprobados por la Semarnat, según datos publicados por dicho organismo. Varios construyeron casas frente al mar, sobre las dunas costeras y la selva baja. Para resguardar sus propiedades de la erosión, estos desarrollos erigieron al menos seis escolleras y espigones en la franja costera. El problema es que al hacerlo se acrecentó la erosión en las zonas cercanas.
Aunque en los últimos años no se han aprobado proyectos de este tipo, a los expertos les preocupa que los fraccionamientos se siguen dando sin un programa de ordenamiento urbano actualizado.
De los 58 fraccionamientos aprobados hasta ahora, nueve fueron autorizados entre 2020 y 2024 y otros cuatro siguen en evaluación. Entre los aprobados recientemente, hay los llamados “conjuntos urbanos”, es decir, grandes condominios habitacionales que incluyen infraestructura de comercio y servicios.
De estos proyectos, cuatro se encuentran en ecosistemas costeros. Uno de ellos, planea la construcción de 160 departamentos en terrenos que incluyen selva baja y dunas costeras. En 2020, la Semarnat condicionó su construcción a un plan de mitigación ambiental y reforestación.
Otro conjunto habitacional que planea la construcción de 285 lotes familiares frente al mar, se construye sobre dunas costeras en el ejido El Bayo. El desarrollo de Playa Pelicanos se planea frente a la playa de Mata de Uva, una de las zonas más impactadas por la erosión costera, según los estudios de científicos.