AGENCIAS
CDMX
Primero fue Al Shifa, el hospital de Gaza capital cuya invasión resultaba imprescindible porque escondía bajo tierra un enorme “centro de mando y control” de Hamás que nunca apareció. Luego, Rafah, la pieza que faltaba para completar una “victoria total al alcance de la mano”, porque los cuatro batallones allí podrían “reconquistar Gaza y repetir la masacre del 7 de octubre una y otra vez”. Acabar la guerra sin tomarla equivalía a que los aliados se hubiesen detenido a las puertas de Berlín en la II Guerra Mundial. Ahora, tras 11 meses de invasión que han dejado cerca de 41.000 cadáveres, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha convertido el Corredor Filadelfia, los 14 kilómetros de Gaza fronterizos con Egipto, en la nueva piedra de toque del futuro del país y enésimo impedimento de un alto el fuego.
Reforzado por el relativo fracaso de una huelga general horas antes, compareció en Jerusalén ante los medios a última hora del lunes para explicar con tono desafiante la importancia de controlar el Corredor una vez acabada la guerra. “Tenemos que hacer permanente el hecho de que estamos allá […] No es una cuestión táctica militar, sino de la inmensa presión política que nos pone el mundo entero. Si salimos, no volveremos”, agregó.
“Nuestra presencia [en el Corredor] es principalmente un asunto político estratégico. Me dicen: salgamos 42 días [la duración de la primera fase del alto el fuego en negociación] y luego volvamos […] No es una cuestión táctica militar, sino de la inmensa presión política que nos pone el mundo entero. […] Si salimos, puede que no volvamos en 42 años. Porque ya salimos y no volvimos 20 años”, señaló.
Netanyahu recordó los nuevos cuatro objetivos de la guerra: “Destruir a Hamás, traer de vuelta a todos nuestros rehenes, garantizar que Gaza ya no represente una amenaza para Israel y devolver sanos y salvos a los residentes en la frontera norte”. Tres de ellos, dijo, “pasan por un solo lugar: el Corredor Filadelfia”. “Es el canal de oxígeno y rearme de Hamás. Tenemos que controlar el Corredor Filadelfia. Hamás insiste [en rechazarlo] justo para que no estemos. Y, por eso mismo, yo insisto en que sí estemos allí”, añadió.
Experto en marcar la agenda del debate y en presentarse como el líder fuerte que protege la seguridad del Estado judío frente al mundo, Netanyahu comenzó la rueda de prensa asegurando que Israel libra una “guerra existencial” contra Irán, un “enemigo cruel” que quiere matar a todos los israelíes “sin excepción”.
Fue entonces cuando recurrió a un mapa ―con todo el territorio palestino de Cisjordania marcado como parte de Israel― para ilustrar con un puntero el origen de todos los males: la retirada unilateral de Gaza en 2005 por el Gobierno de Ariel Sharon de los colonos y soldados. Consciente de que la apoyó entonces con su voto (en el Parlamento y en el Gobierno) meses antes de dimitir y de que lleva casi ininterrumpidamente en el poder desde 2009 y años sin casi mencionar el Corredor, insistió en que sus ideas no han cambiado, solo las circunstancias: “Me preguntan: ¿por qué, si era tan mala [la situación], no lo reconquistasteis? […] No teníamos la legitimidad internacional para entrar, conquistar Gaza, tomar de nuevo el Corredor Filadelfia y el paso de Rafah”, se respondió.