28 de Abril de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Rubén Pabello Rojas.- Infortunio xalapeño

POLIANTEA

Rubén Pabello Rojas.- Desde sus orígenes remotos la población asentada en lo que hoy es la ciudad de Xalapa, representó ser un núcleo humano de gran importancia. En el siglo XIX la ya consolidada demarcación, jugó un preponderante papel en la historia nacional.

 

Baste recordar que xalapeños fueron cuatro presidentes del incipiente país, cuando éste discurría al encuentro de su identidad nacional ellos fueron: Antonio López de Santa Anna, José Joaquín Herrera, Francisco Xavier Echeverría y Sebastián Lerdo de Tejada. La participación política de Xalapa en la etapa insurgente, en la Reforma y en la Revolución, dieron a la ciudad un alto valor como integradora de ideas sociales y aportadora de hombres que contribuyeron a dar contenido y forma a lo que después devendría en la república democrática que hoy es México.

Así evolucionó durante el siglo pasado, con los problemas naturales resultantes de una evolución aceptable dentro de sus características geográficas, climáticas y principalmente sociales. Es en el último cuarto de ese siglo, cuando la ciudad comienza a enfrentar síntomas de agotamiento en su estructura física, lo que ocasiona crecientes problemas de orden comunitario y provocan retos a las autoridades, no solamente municipales sino a las del estado, por ser la capital política de la entidad.

Anteriormente, por el hecho de ser el asiento de los poderes estatales, era preocupación prioritaria del gobierno estatal en turno procurar el crecimiento sano y el desarrollo congruente de la comunidad, atendiendo, en apoyo de las autoridades municipales, todo aquello que permitiera lograr ese objetivo que por razones de orden político era menester acreditar.

De este modo Xalapa siempre estuvo protegida por la voluntad política del gobierno del estado. Se recuerda la obra de gobernadores como Marco Antonio Muñoz, Ángel Carvajal, Fernando López Arias, Rafael Murillo Vidal, Rafael Hernández Ochoa, Fernando Gutiérrez Barrios y hasta el cuestionado Acosta Lagunes, que  nunca quiso a Xalapa ni a los xalapeños.

Por la ubicación geopolítica de la región en que se encuentra situada la capital y como resultado de su topografía, la ciudad tiene grandes limitaciones en su desarrollo, lo cual es un hecho evidente. La estrecha y sinuosa traza de las calles del antiguo centro, que sigue siendo el núcleo donde se genera el más importante movimiento comercial y administrativo, produce fenómenos de alta concentración humana que a la solución de asuntos de diversa índole acuden cotidianamente. Ello satura y ralentiza el ritmo normal de la ciudad, principalmente en la vialidad vehicular.

A partir del sexenio de Miguel Alemán Velasco, Velasco con s, se comenzó la práctica de los mandatarios estatales a utilizar, como sede alternativa del despacho de los asuntos públicos, el World Trade Center del puerto de Veracruz. Cómoda alternativa que permite desempeñar la función pública sin la molestia del Palacio de Gobierno en Xalapa.

Esta inusitada medida fue tomada ante la creciente ola de protestas, plantones, bloqueos y demás monsergas que, cada vez en mayor grado, inciden sobre la inerme zona central de la otrora orgullosa capital de este señero estado.

Los habitantes en general y no se diga los comerciantes establecidos y la función de la administración pública, ubicados en esta parte de la ciudad, padecen un día sí y al siguiente también todas las dificultades y molestias imaginables, pues es dosis recetada, como se dice, cotidianamente

Los problemas que genera tan reiterada conducta son resultado de una ecuación lógica cuya conclusión es perfecta. Los problemas no se resuelven en su origen. Esto acarrea las consecuencias naturales de inconformidad que devienen en estas protestas sociales. No solamente las insatisfacciones populares del municipio xalapeño son motivo de inconformidad; en realidad son las mínimas. Este indeseable amasijo se origina por la falta de soluciones eficaces en todo el territorio veracruzano.

La mayor cantidad de manifestaciones obedece a  la insatisfacción ciudadana proveniente de otras regiones; organizaciones o núcleos de población de otros lugares de la geografía veracruzana acuden a la capital, interrumpiendo el flujo de vialidad de la ciudad con sus protestas, para reclamar asuntos públicos no atendidos. El fenómeno aumenta y el sufrimiento de la ciudad también. Ya no solo es el centro sino cualquier calle, barrio o carretera.  Maestros, transportistas, organizaciones diversas y hasta vecinos inconformes, cierran tránsito y vialidades, con desparpajo, impunidad e irritación.

La dependencia responsabilizada de atender y tratar de solucionar los desaguisados, encargada de llevar adelante la relación armónica del gobierno con la sociedad civil, es la Secretaría de Gobierno a través de la Subsecretaría. Por lo visto estas dependencias han sido rebasadas ante el cúmulo en aumento de problemas en todo el territorio veracruzano. ¿Será que la estructura oficial es incompetente? ¿Será que se trata de mal desempeño de autoridades indolentes, desatendidas y apáticas?

¿En qué consistiría la solución? Pregunta fácil, respuesta complejísima.

Para no criticar sin proponer, desde aquí se lanza la moción, no original por cierto, de estudiar, analizar y valorar la conveniencia de reformar la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo y crear, como existen en otras entidades del país, las Delegaciones Regionales de Gobierno, auxiliares de la Secretaría del ramo y atender en otros puntos de Veracruz los problemas “in situ”.

Otra idea descabellada pudiera ser, que los Poderes estatales se trasladen, de una vez por todas, al World Trade Center y se libre a Xalapa de la infausta suerte que sufre hoy por hoy.

 ¡Por piedad, salven a la, ahora, pobre Xalapa! ¿Acaso el honor de ser la Capital del Estado la ha dañado?


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