29 de Marzo de 2024
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POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA/ Racismo en los EEUU en el siglo XXI/ Parte II

 

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

(Parte II de II)

Pero volviendo a los Estados Unidos de Norteamérica, fue uno de los países donde se marcó considerablemente ese fenómeno, porque aun habiéndose eliminado la esclavitud en 1865, existieron grupos como el Ku Klux Klan –primera generación que llegó a tener cuatro millones de miembros– que emprendió una lucha frontal contra los negros. Esta primera generación duró hasta aproximadamente 1882. Pero resurge en 1915 con la tendencia antisemita, anticatólica y antiinmigrante. Dicha organización tuvo fragmentaciones surgiendo así, “la Legión Negra” que se convirtió en una fracción violenta y criminal, especialmente en la parte media-oeste de ese país, prevaleciendo hasta 1930 en que se diluye aparentemente. De 1950 en adelante muchas fracciones heredadas del KKK se involucraron para luchar contra los movimientos a favor de los derechos civiles y como ellos, otros personajes que desde el poder continuaban practicando la segregación racial, expresada en separación de espacios, servicios y trato desigual en las leyes para ciertos grupos de acuerdo con su ascendencia.

De ahí que surgieran voces que se revelaran, como la de Rosa Parks, que en 1955, por el hecho de rehusarse a ceder el lugar en el autobús a un blanco, fue detenida, enjuiciada y sentenciada por violar una ley local. Tal incidente provocó un boicot de la comunidad negra a los autobuses de Montgomery, encabezado por Martin Luther King, para protestar contra la segregación de negros en sus líneas. Duró más de un año y finalizó con la abolición de la ley local de segregación entre afroamericanos y blancos. Sin embargo, en el resto del país continuaban las discriminaciones a los negros, fortaleciéndose así el Movimiento a favor de los Derechos Civiles que dura entre 1955 y 1968, extendiéndose a los estados del sur y fronterizos de esa nación, tales como Mississipi, Alabama, Atlanta, Georgia, Carolina del Norte, y así sucesivamente avanzando rápidamente en el resto del país.

La marcha de Washington de 1963, con más de 200 mil personas, sería el último indicio de presión para lograr la Ley sobre derechos civiles, en el gobierno de John F. Kennedy; y ahí frente al monumento a Abraham Lincoln, Luther King pronuncia su histórico discurso “yo tengo un sueño”.

Luego entonces, el racismo, la segregación o el prejuicio racial en los EEUU generalmente son estados influidos y acentuados por las circunstancias sociopolíticas y económicas. Y hoy los tiempos electorales que vive este país con miras a elegir un nuevo Presidente o Presidenta, lo están haciendo propicio particularmente porque al adoptar uno de sus candidatos, actitudes devaluatorias y demostraciones públicas de rechazo a grupos minoritarios, sin duda alienta a los grupos ultraconservadores –que siempre han existido en esa nación–, haciendo evidente su animadversión, que ha dividido la nación en posiciones e ideologías extremas, siendo un modelo a seguir en ciertos grupos que ejercen y abusan de su autoridad sobre esas minorías (policías, soldados, grupos sectarios, etc.),utilizando la violencia y el crimen.

Hoy, grupos como los Skinheads, identificados como “neonazis” están organizados y actúan en la clandestinidad; o los sobrevivientes del Ku Klux Klan (en su tercera o cuarta generación) con sus derivaciones, que buscan en el presente revancha, aprovechando la polarización política como clima propicio para canalizar frustraciones y que está contribuyendo al clima de descomposición social que prevalece en una buena parte de los Estados Unidos.

Pero las cosas podrán mejorar o empeorar para esta nación a partir de noviembre con el cambio de gobierno, y sus habitantes hacen votos porque la civilidad se imponga sobre el autoritarismo y esta mala racha se supere. Porque un país como los Estados Unidos de Norteamérica, que se quiera o no reconocer, ha sido generoso por siglos con propios y extraños radicados en éste –que les ha abierto en el pasado las puertas–, no puede darse el lujo de aceptar políticas retrogradas, porque sería negar el esfuerzo de muchos hombres y mujeres de bien que dieron su vida en la lucha por los derechos civiles y que construyeron las bases libertarias y de justicia en las que hoy se asienta.

 

Gracias y hasta la próxima. 


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