18 de Mayo de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Xalapa Antiguo

 

 

 

JORGE A. DÍAZ BARTOLOMÉ

 

 

Las ciudades deben caminarse

 

Las calles, y por lo tanto las ciudades deben caminarse como se lee un libro o se recorre un cuerpo.

Octavio Paz.

 

Las ciudades deben planificarse para que las personas vivan, disfruten y se desplacen por sus calles de la forma más humana posible.

Xalapa ha ido perdiendo su esencia como ciudad humana, las calles estrechas llenas de personas estresadas han convertido a nuestra ciudad en espacios conflictivos donde no queremos estar o del cual queremos salir rápidamente.

Hoy en día si quieres ir a la escuela, al trabajo, al cine, al mercado o simplemente a visitar a un amigo tienes que tomar un autobús, un taxi o caminar por banquetas que son verdaderos obstáculos y trampas peligrosas que ponen en riesgo la integridad de los ciudadanos, principalmente para las personas que sufren de alguna discapacidad. Se ha perdido el respeto al peatón, si hacemos un recorrido de unas 10 calles por cualquier lugar de la ciudad notaremos que las banquetas no tienen el nivel adecuado para que la gente pueda transitar sin ningún riesgo, tienen diferentes alturas, agujeros, rampas de accesos vehiculares donde tienes a veces que “trepar” debido a su altura o de plano caminar por el arroyo vehicular esperando que no pase un automóvil a toda velocidad y te toque el claxon como en una escena de una película de acción o te diga una letanía de palabras inapropiadas por tan osado movimiento y todo porque eres un peatón. Puede ser que te encuentres con algún elemento que forme parte de la infraestructura de la ciudad o del mobiliario urbano porque es común ver en medio de la banqueta un poste de luz o una caseta telefónica.

Y todo esto porque los encargados de Obras Públicas de las administraciones municipales son indiferentes ante estas situaciones. Los Reglamentos de Construcción dicen que las banquetas, aceras o andadores son porciones de la vía pública destinadas especialmente al tránsito de peatones. Entonces ¿por qué invadir la vía pública con toldos, anaqueles con ropa, postes con anuncios, casetas de comida, cables, lonas y todo tipo de publicidad?

Para hacer de una ciudad un espacio adecuado donde sus ciudadanos la “vivan y disfruten”, se debe hacer exactamente lo contrario a lo que se ha venido haciendo: crear espacios públicos llenos de vida y actividad; rehabilitar las banquetas, tener un transporte público eficiente y de calidad, instalar semáforos peatonales, además de estacionamientos suficientes para que los autos no se estacionen en la vía pública; es un error poner parquímetros para seguir dando prioridad a los automóviles por encima de las personas.

Hay un mito urbanístico que dice: “si quitamos los coches del centro será un desastre para la economía de la ciudad”. No obstante, disminuir el tráfico no solo es sano para los ciudadanos sino que también puede beneficiar la economía de la ciudad. Esto ha sido comprobado por la firma danesa Gehl Architects, que ha diseñado planes urbanísticos para ciudades como Nueva York, Melbourne, Zurich y Londres.

Me comenta el arquitecto Gustavo Bureau, director de la Facultad de Arquitectura, que precisamente esta firma está trabajando junto con dicha facultad dentro del programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles, como parte de los trabajos que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realiza en Xalapa. Veamos qué sucede. Mientras tanto, persiste la inercia de los gobernantes a ejecutar “obras de relumbrón” que tienen un impacto temporal en la población. Estos proyectos de último momento realizados al “ahí se va” solo porque es necesario presentarlos para obtener los recursos de determinado programa y lo peor es que cuando los aprueban ya no puede haber ninguna modificación ni mejora debido a que ese presupuesto “viene etiquetado”.

El reto al que deben enfrentarse los gobernantes comprometidos con su ciudad es hacer que cada peso destinado a la obra pública ya sea municipal, estatal o federal se aplique en obras más humanas que mejoren la calidad de vida de sus habitantes, porque no olvidemos que las ciudades están hechas para sus ciudadanos, y lo más importante de cada ciudad son las personas que la habitan.

 

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