27 de Abril de 2024
Director Editorial Lic. Rafael Melendez | Director General - Dr. Rubén Pabello Rojas

Nalgadas provocan mayor agresividad en niños

Según un estudio, entre más se usen castigos físicos contra los niños, hay más probabilidad de que desafíen a sus padres y experimenten mayor comportamiento antisocial, agresividad, problemas de salud mental y dificultades cognitivas.

La investigación fue llevada a cabo por especialistas de la Universidad de Texas en Austin y de la Universidad de Michigan, y se analizaron cinco décadas en las que se observó el comportamiento de más de 160 mil niños.

Publicado en la edición de abril de la revista especializada Journal of Family Psychology, el análisis constituye el más completo estudio de los efectos que tienen las “nalgadas” y los azotes en los niños.

El dato

  • Un 80 por ciento de los padres alrededor del mundo, propician algunas veces nalgadas a sus hijos, según un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) realizado en 2014.

“Nuestro análisis se centra en lo que la mayoría de los estadounidenses reconocería como nalgadas y no en comportamientos potencialmente abusivos", manifestó Elizabeth Gershoff, profesora asociada de ciencias de la familia y de desarrollo humano de la Universidad de Texas en Austin.

El comunicado en el que se difunden los resultados del estudio indicó que “encontraron que las nalgadas están asociadas con resultados perjudiciales no deseados y no a lograr una mayor obediencia o cumplimiento inmediato o de largo plazo, que son los resultados esperados por los padres cuando disciplinan a sus hijos."

La profesora y Andrew Grogan Kaylor, coautor del estudio y profesor asociado de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Michigan, notaron que los azotes o nalgadas, definidos como golpe con la mano abierta en el trasero o extremidades, fueron asociados con 13 de los 17 resultados examinados, en dirección perjudicial.

Gershoff, expresó que esta persistencia a las nalgadas se da a pesar del hecho de que no hay evidencia clara de los efectos positivos y en cambio existe amplia evidencia que plantea un riesgo de daño para el comportamiento y desarrollo de los menores.


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